Julio Peña, corresponsal
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Santa Cruz.- Una verdadera romería se dio el viernes pasado en la tradicional “lagarteada” o caza del lagarto del Viernes Santo, en la comunidad de Ortega, a 25 kilómetros del centro de la ciudad.

El intenso calor y el polvo del camino, no fueron obstáculo para quienes desde las primeras horas de la mañana, se aventuraron por las riberas de los ríos Tempisque y Charcos.

Los turistas, naciones y extranjeros, después de viajar en carro, moto, caballo o a pie por un camino polvoriento en medio de cultivos de caña, se reunieron en el estero de los lagartos, tal y como reza la tradición desde hace unos 150 años.

Según los organizadores, unas tres mil personas llegaron de todas partes del país a presenciar como unos 15 lagarteros, armados con largas varas, desafiaban por medio río el peligro, buscando en sus cuevas al temido reptil, con el fin de mantener viva su centenaria tradición.

Después de tres horas de intensa y arriesgada búsqueda en la poza, lograron dar con un lagarto de aproximadamente cuatro metros de largo.

En medio del cauce del río, los cazadores golpeaban con las varas el agua, llevando el enorme lagarto hacia donde se encontraba tendida a lo ancho del arroyo una enorme red.

Sin embargo esta vez, el animal no estaba dispuesto a ser presa fácil y se defendió con furia. Después de unos minutos de lucha, fue dominado y amarrado para seguridad de quienes se acercaban a tocarlo o verlo de cerquita.

El animal llegó en hombros de sus captores al centro del poblado, donde una multitud de personas esperaban su arribo a una pequeña pileta. Ahí permanecerá hasta hoy, cuando sea soltado en la misma poza donde fue encontrado.

La actividad en torno a la “lagarteada” se complementó con bailes, venta de comidas y bebidas tradicionales de la zona.

Yamil Cascante, con 40 años de experiencia en “lagarteadas”, dijo que la actividad se vivió muy bien. Contó con mucha gente, buen tiempo y sobre todo el lagarto de buen tamaño que no faltó.