Ronny Rojas
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El expresidente de la Corporación Fischel, Walter Reiche, ratificó ayer que le pagó al exmandatario Rafael Ángel Calderón $850 mil, a cambio de garantizar un millonario contrato para vender equipo médico a la CCSS.

“Se le pagó por un tráfico de influencias”, aseguró ante los jueces que ven el caso Caja-Fischel.

Consultado por Al Día, Calderón comentó que Reiche faltó a la verdad. “Siete veces durante varios años dijo una cosa, hoy dice otra. ¿Por qué? Eso es lo que el país tiene que preguntarse”, dijo.

Reiche contestó el interrogatorio del abogado de Calderón, Juan Marcos Rivero, y mantuvo lo dicho la semana pasada.

Aseguró que no hubo una asesoría político-jurídica, tal como sostiene Calderón, y confesó que ocultó a los bancos la razón real de las transferencias que hizo a las cuentas del exmandatario.

“No hubo un solo informe, un solo reporte. No hay contratos que respalden que se dio una asesoría; ni siquiera hay un recibo emitido por Calderón. Estoy ocultando un delito que cometí junto con el licenciado Rafael Ángel Calderón”, manifestó Reiche.

Sobre este punto, Calderón dijo a Al Día: “Como abogado, muchas veces contraté con contrato formal y escrito y otras, con contrato verbal”.

Rivero buscó contradicciones en declaraciones anteriores de Reiche, especialmente sobre el tema de la asesoría y una entrevista que le dio en el 2005 a la periodista finlandesa Minna Knus.

El abogado de Reiche, Francisco Campos, señaló: “Sin duda se ha acreditado que don Walter está declarando la verdad real”.

Reiche narró que no tuvo contacto con Calderón durante el proceso de adjudicación del contrato con la CCSS a Medko Medical.

“No me consta que haya hecho nada, lo que me consta es que la licitación fue adjudicada. Los compromisos que asumo con Eliseo (Vargas) se cumplen y se depositan los dineros en las cuentas que hablamos”, declaró.

A una pregunta de Rivero, Reiche contestó: “Estoy dispuesto, libre y voluntariamente a declarar. Esto no es un negocio en el cual estoy buscando algo a cambio. Estoy buscando liberar mi conciencia. Qué mayores consecuencias que las que he tenido que pagar. Ya fui a donde asustan y regresé”.

El procurador de la Ética, Gilberth Calderón, opinó que de la declaración de Reiche no se desprenden contradicciones.