Rodolfo Martín
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Un sacerdote de apellido Oreamuno fue puesto a las órdenes del Ministerio Público de Grecia, tras haber sido detenido conduciendo en estado de ebriedad, de acuerdo con la alcoholemia que le practicó un oficial de la Dirección de Tránsito.
“Ante una situación de esta naturaleza no le queda otra cosa que hacerse responsable de las consecuencias de los actos cometidos”, expresó ayer el sacerdote Juan Carlos Arguedas, canciller de la Diócesis de Alajuela.
El cura fue apresado anteanoche en un puesto de control que el Tránsito mantenía cerca de la estación de peaje de Naranjo.
“Cuando sea el momento oportuno no hay duda de que sostendrá una larga charla con el señor obispo (Ángel San Casimiro) donde se discutirán los aspectos relacionados con la sanción eclesiástica”, agregó el padre Arguedas.
Una vez detenido, el cura registró 1,69 de alcoholemia. Pasó la noche en la delegación de la Fuerza Pública de Naranjo, confirmó el capitán Gilberto Jiménez.
La Fiscalía le impuso, entre otras medidas cautelares, no ingerir bebidas alcohólicas.
Oreamuno no tiene ninguna parroquia a su cargo, agregó el canciller Arguedas.
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