Mauricio Astorga
Actor

México D.F. Este jueves se conmemoraron los 25 años de la muerte de Rodolfo Guzmán Huerta. ¿Quién?... Santo, el “Enmascarado de plata”, ícono de la lucha libre y de la cultura popular mexicana.

Pensar en Santo nos transporta a la niñez, cuando el mundo parecía ser mejor y nos protegía ese superhéroe real –de carne y hueso–, sin más poderes que su fortaleza y su capacidad para “darse” contra cualquiera, fuera vampiro, asesino o momia de Guanajuato.

El 5 de febrero de 1984, mientras participaba en un espectáculo en el mítico Teatro Blanquita, comenzó a sufrir dolores en el brazo y el pecho. La muerte lo estaba esperando para su última batalla. Murió en el hospital de un ataque cardíaco.

Santo, el obrero que salió de una maquila de medias de mujer para saltar al “ring” a luchar contra los monstruos, pero que dejaba que cualquiera se le acercara a saludarlo, sobre todo los niños.

Ese Santo, al que todos sus compañeros y rivales del cuadrilátero llamaban “El Profe”, por respeto. Santo, “el ídolo de las multitudes”, partió dejando un vacío imposible de llenar.

Blue Demon y Black Shadow cargaron su ataúd, frente a más de 15 mil personas que lo fueron a despedir. Cuando lo enterraron llevaba puesta su máscara, como si fuera a subir al cuadrilátero. Y así lo hizo, le ganó a la Parca su última pelea: la inmortalidad como el más grande los luchadores.