Ramón L. Méndez
Exárbitro

¿Quién podría imaginarse que un asociado activo de un club de fútbol, o peor aún, que un mismo árbitro sea el patrocinador de un equipo?

¿Verdad que es difícil pensar que eso pudiera pasar?

Pues bien, en nuestro país se han dado esas situaciones.

En el balompié se dio, y también en fútbol sala, en donde un silbatero patrocinó a un club.

Pero, ¿qué tan conveniente será eso?

Lo primero que rescato es la honestidad en las personas involucradas, pero, hay muchos peros.

Es totalmente inapropiada esa doble función, el arbitraje debe estar totalmente alejado de cualquier suspicacia.

En el caso del actual presidente de la Comisión arbitral, don Víctor Hugo Alfaro, de quien doy fe de su honestidad, no es compatible con esa doble función.

La empresa que él representa tiene publicidad en un estadio de Primera.

Y además, un equipo de Segunda lleva en las camisetas el logo de dicha empresa.

Eso fue denunciado por un personero de un club que perdió el partido contra ese equipo, argumentando que el señor Alfaro ingresó al camerino y eso influyó.

En eso no estoy de acuerdo, Alfaro actuó como lo hace un presidente de la Comisión, el cual puede ingresar cuando quiera a un camerino.

Lo que no comparto es la doble función, también como patrocinador.

Alfaro le hace más beneficio al deporte como patrocinador, que como miembro de la Comisión. Hay gente que hasta pagaría por estar en ella, no así por ayudar en un equipo. De allí que perdería más el deporte si Víctor Hugo deja de patrocinar.