Carlos Láscarez S.
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“Por teléfono, llorando y al día siguiente, me dijo que había tenido un accidente, que por favor le buscara un abogado, ya que quería entregarse”, aseguró ayer, frente al tribunal, Xinia Fonseca, madre de un hombre de apellido Quesada, sospechoso de haber provocado el accidente donde fallecieron tres jóvenes cristianos en el 2007.
Horas después se reunió con este, revisó que estuviera bien y al día siguiente lo observó en televisión cuando iba esposado, afirmó ella, llorando.
“Me ha dicho que se siente terrible y muy dolido por lo que está pasando. El dolor por la pérdida de un hijo siempre es muy fuerte. Las familias de las víctimas siempre están en mis corazones”, dijo.
“Él me ha contado que pasó en verde el semáforo en el sitio del accidente, pese a que lo venían siguiendo taxistas”, dijo Fonseca.
También declaró Patrick Demetrius, exgerente de operaciones del Hotel del Rey, quien indicó que en una de las grabaciones observó a un hombre enojado y que tenía sujetada a una mujer del brazo izquierdo.
Dijo que por medio de una cámara externa de alta resolución se dieron cuenta de que un vehículo sedán cruzó tres intersecciones a alta velocidad.
“Como no había campo, el carro se subió a la acera, cuando unos policías le hicieron la señal para que se detuviera. Luego me contó el funcionario que grababa, que ese mismo carro había chocado más adelante”, agregó.
Antes de iniciarse el debate, la jueza Jeanethe Castillo indicó al público que cada uno corría el riesgo ante un eventual brote de AH1N1, ya que el imputado venía de la cárcel de San Sebastián, por lo que tuvo que mantenerse con una mascarilla todo el día.
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