Isaac Zúñiga Keith
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Infinidad de obstáculos, desde su salida el 8 de noviembre del puerto francés Le Havre, tuvieron que sortear los veleros de la regata Transat, a través de los 9.200 kilómetros de recorrido, hasta llegar anoche al Muelle 70 de Limón, en su novena edición.

Tormentas, y por ende oleajes altos, fueron solo algunos de los inconvenientes que debieron superar los participantes.

“Tuvieron que afrontar en una semana, una depresión tropical, y tormentas, en el Atlántico. Siempre nos comunicamos con los veleros, para saber de su estado, porque esto es impredecible, y todo puede suceder”, comentó Jacques Lanusse, experto francés y miembro del comité organizador de la competencia.

En el último tramo de recorrido las naves estaban utilizando el modo invisible, que significa que los tripulantes apagan el sistema de posicionamiento global (GPS), para no ser detectados por los rivales, por lo que era incierta su ubicación y la hora de arribo al Muelle 70. Al cierre de edición, se disputan el primer lugar los monocascos Safran y Grupo Bel.

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Fueron los veleros que iniciaron la competencia. Solo llegaron 14 al Caribe nacional.