Carlos Freer, cineasta
cfreervalle@gmail.com

         

En la literatura clásica infantil, existen muchos cuentos, argumentos y relatos en los que los muñecos toman vida y se divierten de lo lindo.

Realizan actos que cambian los acontecimientos relacionados con sus dueños, niños y niñas. Se crea un mundo fantástico para ellos, en donde la imaginación infantil, de por sí desbordada, llega a niveles inimaginables de aventuras, emociones y sueños. Pensemos en el “Soldadito de Plomo”, “El Cascanueces”, y ahora en las películas animadas “Toy story”.

He caído en la cuenta en esto al ver lo que está ocurriendo en nuestras ciudades y comunidades. Muchos de los juguetes a los que se había dado animación en febrero, con motivo de las elecciones, quedaron tirados en el desván que se destina para esos seres. En la jerga política a esos hermosos juguetes se les llama promesas. Pero hete aquí que el próximo domingo, se eligen, entre otros, los alcaldes de 81 cantones.

Entonces, de un tiempo para acá, los juguetes han tomado vida, como ocurre en los cuentos infantiles: se reanuda el arreglo del parque, se levantan algunas paredes de un futuro Ebais, se tapan huecos en algunas calles, se convoca a los vecinos para enlistarlos en el reparto de bonos de cualquier tipo. Maquinaria por aquí y por allá, funcionarios municipales en acción, cuadrillas febriles haciendo que hacen.

En fin, los juguetes toman vida y se vuelve a crear el mundo fantástico. Veremos qué pasa con esta animación después del próximo domingo.