Yariela Novo Cárdenas, colaboradora
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Acosta. - “Chao mami, chao”, esas fueron las últimas palabras de un bebé de año y cinco meses, antes de caer a un balde de pintura que contenía agua con cloro. Alrededor de las 8 a.m., familiares del menor se encontraban reunidos en la vivienda, ubicada en Agua Blanca de Acosta, para preparar los tamales en víspera de Navidad.

“La mamá estaba tendiendo ropa y todo mundo pensó que él se fue a ver tele, en el momento en que entró al cuarto de pila (la mamá), lo encontró metido en el balde, ella le dijo: “salga de ahí no haga esas bromas, pero, el niño no salió”, comentó Gustavo Monge, primo de la víctima.

Darío Calderón, auxiliar de la Cruz Roja de la zona, recibió la llamada de alerta y se trasladó con su papá, Néstor, a la casa donde ocurrió el hecho. Al llegar a la escena el bebé estaba en una cama y aún mantenía su temperatura corporal.

“A la hora de hacer la valoración, se trabajó en los signos vitales y se determina que no tenía, se hizo una palpación de abdomen y a la hora de hacerlo salió un poco de espuma por las fosas nasales, que olía a cloro. Él estuvo sumergido durante aproximadamente 20 minutos”, explicó Darío.

La familia tenía casi todo listo para la celebración navideña, en complacencia de lo que el niño pedía: “un carro”. Su abuelo le compró uno de madera para entregárselo el 24 de diciembre, además, tenían la ropa que iba a estrenar el menor en los próximos días.

Cristina Mora, tía del fallecido, comentó que el domingo lo llevaron a una fiesta y se destacó entre los niños que asistieron, debido a que disfrutó bastante de la actividad.

“La verdad es muy triste, irónicamente se despidió de todos, era muy juguetón y alegre”, comentó su primo Gustavo Monge.

Hace un año, la familia pasó una situación similar, cuando perdieron a uno de sus integrantes y aunque todavía no se recuperan del dolor ahora deben enfrentar el vacío de un menor en vísperas de la Navidad.

Consternados

Cristina Mora, tía del bebé.

El domingo lo llevaron a una fiesta y disfrutó bastante, el abuelo le compró un carro de madera y ya tenía la ropa”.

Gustavo Monge, primo del menor.

Cuando lo sacaron estaba caliente pero sin vida, mi mamá le hizo respiración boca a boca y trató de socorrerlo”.