Del sitio Confidencial Nicaragua

Para Edén Pastora la defensa de la soberanía es una cuestión de machos. Así lo dejó claro durante una comparecencia ante un grupo de estudiantes de la Universidad Centroamericana (UCA) que aplaudieron sin cuestionar y hasta el paroxismo, las ocurrencias del mítico Comandante Cero, el único guerrillero que descubrió su identidad tras la exitosa toma del Palacio Nacional en 1978.

Para Pastora, “sólo los machos” tienen la voluntad de proteger la soberanía nacional, y “no los políticos asquerosos que quisieran que perdiéramos esos pantanos para poder culpar al comandante Daniel Ortega”. Se refería a una zona de dos kilómetros cuadrados en el extremo sureste de la frontera entre Nicaragua y Costa Rica.

Pastora ha pasado a ser el protegido de Ortega después de una larga época de diferencias con éste y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), desde que abandonó el proyecto revolucionario descontento por el cambio de rumbo que había dado, y se pasó a una disidencia armada que incluía coqueteos con la llamada Contra. Él afirma que no perteneció a la guerrilla financiada por Washington, aunque documentos de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense vinculan su nombre con ese movimiento armado. Entre las acciones armadas en que participó en los 80, se incluye la quema del antiguo pueblo de San Juan del Norte o Greytown. Ahora el ex guerrillero se ha convertido, por orden de Ortega, en el director técnico de un proyecto de dragado que ha desatado una fuerte controversia con Costa Rica. El gobierno de la presidenta Laura Chinchilla se ha opuesto las labores de dragado y aduce que Nicaragua viola soberanía costarricense.

La controversia ha llevado a los dos países ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde la diplomacia nicaragüense salió derrotada, y posiblemente ante los tribunales de La Corte Internacional de Justicia de La Haya, donde Costa Rica ha demandado a Nicaragua.

Pastora ha levantado todo un revuelo mediático a su alrededor, convirtiéndose para unos en el héroe renacido que defiende la soberanía nacional, mientras que para otros es un irresponsable que de forma temeraria ha puesto en aprietos a la diplomacia nicaragüense.

Él se defiende de las críticas afirmando que sabe lo que hace. Aquella mañana en la UCA, entre catedráticos de derecho, diplomáticos y expertos en geografía como Jaime Incer Barquero, Edén Pastora afirmó que la ruta trazada para el dragado del San Juan es la correcta, según la interpretación que él hizo de los laudos Alexander y Cleveland, que marcan la frontera entre Nicaragua y Costa Rica.

“Estudié los laudos y se me hizo fácil interpretarlos”, dijo Pastora, modulando la voz, abriendo mucho los ojos, movimiento sus manos como si diera un discurso. “Se me hizo fácil interpretarlos porque conozco in situ esa zona, caño por caño, laguna por laguna. Yo sé dónde queda Punta Castilla. Yo anduve en la ribera derecha de Harbour Head. Entonces se me hizo fácil interpretar los laudos”.

“Empezamos en ese punto”, continúo contando, “porque la frontera es allí. Empezamos a dragar por lo que se decía antaño del intercambio de comercio”. Y luego agregó: “Yo soy conocedor de la problemática, sin la necesidad de ser ingeniero tengo la dicha de encabezar este proyecto porque lo que se necesita es amor a Nicaragua”.

Entonces el auditorio lo aupó con aplausos, felicitaciones, pedidos de autógrafos y fotografías. Minutos después el conocido como Comandante Cero accedió a conversar con Confidencial, aunque aclarando que la entrevista debía ser rápida: “rapidito, hermano, que tengo hambre”, fueron sus palabras.