De puerto Caldera, tres kilómetros hacia Puntarenas, está la playa de Doña Ana. Para los que hacen viaje de ida y retorno es una opción que por solo ¢1.500 por persona ofrece duchas, servicios sanitarios, ranchos y acceso a corriente eléctrica.
Esa playa –de unos cien metros–, antes era muy visitada, pero estuvo en abandono muchos años. Hace más de tres, el ICT la habilitó con un plan de cuido y facilidades que hacen de ella un sitio muy frecuentado.
Está abierta todos los días de 8 a.m. a 5 p.m. Tiene parqueo para 150 carros y gracias al plan de conservación este año mantuvo el galardón de Bandera Ecológica que obtuvo el año pasado.
Es muy visitada por excursiones y está junto a una montaña de la que bajan monos cariblancos, pizotes y ardillas.
Según Rónald Gutiérrez, administrador, la Semana Santa pasada tuvieron más de 2.000 personas por día, principalmente de San José.
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