Físicamente sólo le heredó el trasero (al menos eso es lo que dice él), pero el carácter y los arranques del exjugador Hernán Medford, vienen con el sello de su mamá Gloria Bryan, eso ambos lo aceptan.
Aunque muchos no lo crean, según la misma Gloria, de pequeño “El Pelicano” era un pan de Dios. “Lo chichoso y respondón le entró cuando se hizo entrenador”, aseguró.
La mamá de Medford contó que siempre supo como mantener a sus tres hijos a raya.
“Yo era muy brava entonces con solo pelarles los ojos ya ellos entendían”, anotó.
A pesar de que según su mamá era “quedito”, lo tortero no lo niega ni él mismo.
“Siempre andaba pateando todo, una vez nos hizo un hueco en el techo por subirse a buscar una bola y no dijo nada hasta que empezó a llover y caía un chorro en el centro de la sala...entonces dijo que había sido un gato”, recordó entre risas y ternura su mamá.
“El Pelicano” explicó que estas tortas lo hicieron ganarse varias “fajeadas”, “antes le pegaban a uno por cualquier cosa”, dijo el exjugador.
Pero aunque ya no le pegan, Hernán afirmó que su progenitora todavía lo trata como un chiquillo, igual lo consiente y lo regaña cuando mete las patas.
Como modista, Gloria fue la encargada de vestir a sus hijos, “ellos se ponían lo que yo les cosía, en ese tiempo a Hernán le gustaban los pantalones “baggy” entonces yo le hacía de esos”, agregó.
Ser el hijo del medio y único varón también ha hecho que Medford haya sido visto como el hermano celoso y según su madre, siempre mantuvo bien vigilados a los novios de sus hijas, especialmente a los de la menor.
La pasión por el fútbol ya la traía desde pequeño, pues según cuenta su mamá, desde que estaba en el vientre su papá dijo que sería un varón y futbolista, y él le respondía con buenas pataditas.
Aunque doña Gloria es muy alegre y deportista, no es muy amante del fútbol pero dice haber sufrido y gozado cada gol y cada derrota de Hernán, tanto que no aguantaba ver los partidos en vivo. “Mi esposo me los grababa porque me daba nervios y yo los veía después”.
Aficionada a todos los equipos por donde su hijo pasaba, la mamá del exjugador aseguró que la alegría más grande fue en el mundial del 90. “Yo pronostiqué hasta el minuto en el que iba a anotar el gol”, citó.