El fútbol guarda imperdibles historias familiares; padres que compartieron equipos con sus hijos, hermanos y hasta gemelos que vistieron la misma camiseta.
En nuestro país, la posibilidad de que Herediano gane un título desempolva un antecente familiar de tinte rojimarillo.
En 1993, año en el que por última vez Herediano salió campeón, Marvin Obando fue protagonista absoluto al anotar uno de los dos goles con los que el “Team” venció a Cartaginés.
Para aquella época, su hijo Marvin del mismo nombre, era un escolar que cursaba el quinto grado y no perdía detalle de lo que su progenitor hacía en la cancha.
La vena futbolera lo acompañó hasta convertirse en un profesional del balompié que hoy lo tiene a dos juegos de repetir lo que su padre logró 18 años atrás. “Quiero que él sienta la alegría de lo que es ganar una final, es un jugador que lo merece”, dijo.
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