Opinión

AntonioAlfaro

Editor

analfaro@aldia.co.cr

El vidrio en un estañón, los sobros de comida en otro, el resto de la basura en un tercer recipiente... Los basureros en un mall cualquiera de Seúl, durante la Copa del Mundo del 2002, resultaban toda una novedad para un tico como este, que aún hoy, casi diez años después, no encuentra en nuestro país tanta clasificación de desechos, si bien hay avances, esfuerzos y más conciencia.

Guimaraes, por ejemplo, también en Corea por aquellos días, tiene hoy disgustos con la basura. O al menos lo que él llamó públicamente basura: nuestras publicaciones. No entiendo, mucho menos comparto, tan irrespetuosa opinión de todo un profesional.

Si echamos toda la basura en un solo estañón diríamos que Guimaraes fracasó en ese Mundial, eliminado en primera ronda. Aquella, sin embargo, fue sin lugar a dudas (y lo discuto con cualquiera) la “Sele” de mejor fútbol que ha tenido Costa Rica en un mundial mayor.

Si revolvemos desechos plásticos, los sobros de arroz, papel y “verborrea”, diríamos también que Guimaraes fracasó en el presente campeonato nacional, sin ganar uno solo de cuatro clásicos y eliminado en semifinales por el rival que más le duele a los morados. Estaríamos olvidando, sin embargo, que hay material orgánico, apto para convertirse en abono, en la inclusión de jóvenes jugadores que prometen próximas alegrías a los morados.

Que Guimaraes parezca creerse intocable en temas de “camerino”, como las diferencias con Alonso Solís o los por él desmentidos rumores sobre un disgusto con el arquero Bolívar, no borran su gran capacidad como técnico.

Tampoco vamos a pensar que el resto es basura más allá de Herediano y la Liga, los mejores, justos finalistas.

Hay que poner con calma cada cosa en su estañón.