Por muchos años la Tricolor ha mantenido el buen toque de la pelota porque el futbolista tico tiene buena técnica. Han pasado varios entrenadores por la “Sele” y cada uno, según el estilo de juego de su preferencia, ha sacado el provecho de esa calidad del jugador.
Viviendo el presente proceso con el seleccionador Ricardo La Volpe, deseo referirme a la propuesta que nos vende él, la cual yo he comprado porque me agrada cuando se juega de la manera como lo pretende.
Es cierto que la salida desde atrás pasando la pelota a ras de piso no es nuevo en nuestro fútbol, por mucho tiempo se ha intentado hacer, pero no asumíamos riesgos, es decir, nos acostumbramos casi siempre a tirar bolas largas cuando había dificultad en esa salida y eso contrasta con el fútbol nuestro, porque no se saca el mayor provecho de la técnica.
Ese pelotazo constante es prohibido con La Volpe, él insiste en salir jugando-cada vez se hará con mayor dinámica-, ensaya una, dos y muchas veces distintos movimientos tácticos para que esa salida sea limpia y efectiva.
Dentro de una lista extensa de solicitudes, La Volpe por ejemplo nos exige aplicar juego en corto, juntar las líneas, tener mucha posesión de balón, hacer cambios de frente e imponer superioridad numérica para enfrentar siempre al rival dos contra uno o tres contra dos jugadores.
Luego de la salida y una buena creación de juego, en el frente de ataque le gusta el mano a mano delantero defensor, donde se saque a relucir la individualidad con velocidad física o mental, así como el olfato goleador.
Con este último punto quedamos en deuda el pasado jueves contra El Salvador, fallamos y muchísimo. Por todo lo demás que hicimos, mis compañeros y yo comentamos que se realizó un buen partido, pero no podemos decir que fue el mejor de todos de este corto proceso porque fallamos en esa definición. Solo con tiempo de trabajo en entrenamientos y partidos se puede entender y practicar la idea que tiene el “profe”. Entendemos y somos conscientes de que no alcanza decir que tratamos en cada encuentro de jugar bien bajo una atractiva propuesta y que vamos en progreso, si no se logran resultados, porque a fin de cuentas son los que mandan en el fútbol, por encima de un estilo o una buena idea de juego.
¡Lástima que no fue el “Chícharo”!
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