Mi solidaridad con la familia del defensa nacional Dennis Marshall Maxwell, quien falleció ayer en un accidente de tránsito en la fatídica ruta 32 que conduce al Caribe.
Era un joven futbolista, de reciente y destacada participación en el gris equipo que nos representó en Copa de Oro. Su juego y el del portero Keylor Navas fue lo más rescatable de la pobre selección de La Volpe. Que descanse con el abrazo de Dios.
Y sigo con el tema de la Tricolor. ¡Qué pobreza de juego y de fútbol! Qué grupo más malo, aunque en lo que sí son buenos es en la creación de excusas. Si usaran esa habilidad en la cancha seguro levantaríamos más los trofeos.
Y ahora viene el tormento de la Copa América, certamen en que los países suramericanos llegan con sus jugadores de primera línea.
No deseo imaginar cómo será nuestra actuación, si en Estados Unidos estuvimos tan desalentadoramente malos. En Argentina, habrá que elevar mucho el nivel y no creo que haya capacidad para eso. Es un grupo joven, sin mucha cartelera al hombro, aunque a veces pesa más la gallardía de ansiar la victoria que los nombres que suenan en el extranjero, pero que acá pasan inadvertidos.
De todas formas, los jugadores y cuerpo técnico ya entrenan en las mismas justificaciones: “Este es un proceso”, “Dimos lo mejor”, “No queda más que seguir trabajando” y así como disco rayado.
Cada día crece mi decepción por el entrenador; pensaba que era más profesional y menos argollero, mas, evidentemente, me equivoqué. Don Ricardo, buen maestro de la excusa, se apoya en ésta para un día sí y otro también amenazar con la renuncia.
Y tanta advertencia ya cansa. Si quiere irse y dejarnos cada mes los 50 mil dólares en la billetera, pues que se largue.
Entendámoslo de una vez: el fútbol tico es malo. Italia 90 fue una casualidad.
