El sonido de la detonación al disparar y el golpe del arma la asustaron la primera vez que tuvo un revólver en sus manos, pero eso no la alejó de su meta.
Conforme hizo más disparos, Maritza Matarrita, de 47 años, sintió más adrenalina y vio mejorar su puntería, lo que le permitió continuar con ánimo la práctica.
Testigo de decenas de personas que llegan al hospital Calderón Guardia víctimas de asaltos, ataques y bajonazos, esta enfermera decidió protegerse.
“Hace tiempo tenía la inquietud de prepararme y comprar el arma. Quiero salvaguardar la vida de mi hija, de mi mamá y la mía porque vivimos solas”, comentó.
Maritza aprobó las pruebas teórica y práctica hace una semana y de inmediato fue a comprar un arma 9 milímetros semiautomática.
Mientras ella celebra el logro de su objetivo, a unos cuantos kilómetros Marianela (se omite el apellido a su solicitud) está preparada para defenderse y ya lo hizo cuando su integridad física estuvo en peligro.
Ella mató al hombre que iba a violarla y asesinarla, el 13 de octubre de 2010. No tuvo opción, tomó valor, sacó el arma que portaba y tiró del gatillo en cuatro ocasiones. (Ver nota aparte: “Sin el arma sería otra historia”).
A la defensiva
Las mujeres buscan capacitarse en el manejo de armas y las compran para sentirse seguras o para laborar en empresas de seguridad.
Andrea Fauaz, periodista, obtuvo el permiso de portación de armas y adquirió una por razones distintas. Su padre es aficionado a las armas, por lo que creció viéndolas como algo natural.
“La primera arma que compré fue un revólver; hace poco me regalé una pistola semiautomática. Ha sido un “hobby”, aunque ahora es una necesidad que me hace sentir más segura”, explicó.
Fauaz indicó que hace algunos años la veían como “bicho raro” por portar un arma siendo mujer, pero ahora es más común porque se ha eliminado el estigma de que solo hombres pueden usarlas.
Aunque no existen datos estadísticos de cuántas mujeres portan armas, en algunos polígonos aseguran que la población femenina está en aumento.
José Antonio Ojeda, gerente de operaciones de Polígono CDC, comentó que en los últimos años la afluencia de mujeres es mayor, incluso una gran cantidad termina siendo tiradoras deportivas.
Según Ojeda, en el primer tiro es común que sientan temor, pero luego la confianza es tal, que luego disparan mejor que los hombres y son más cuidadosas en aspectos básicos del buen tiro.
“Muchas de las personas que deciden prepararse en el polígono han sido víctimas de un hecho delictivo”, explicó Ojeda.
Leve aumento
Según datos de la Dirección de Armas y Explosivos, en el 2009 se emitieron 17.692 permisos por primera vez y 18.636 en el 2010. De esas cifras, el 85 por ciento corresponde a empresas de seguridad.
Respecto a las matrículas – total de armas en circulación–, en el 2009 un total de 4.638 personas y 5.238 empresas inscribieron armas. Para el 2010 la cifra fue de 3.097 personas y 3.521 empresas.
Hoy funcionan 23 polígonos autorizados por el Ministerio de Seguridad Pública.
Raúl Carvajal, asesor legal de Armas y Explosivos, informó que es necesario una regulación adecuada. El gobierno presentará un proyecto de reforma integral a la normativa vigente.
El diputado libertario Carlos Góngora también presentó la semana pasada una propuesta que pretende más rigurosidad en el control de armas existentes y en el manejo responsable.
“Portar un arma no es cargar un juguete. La persona tiene que estar capacitada y tener condiciones físicas y psicológicas. La tenencia de un arma debe ser responsable”, destacó Carvajal.
Thomas Chavarría, instructor, fue enfático al decir que manipular un arma no solo es levantar un cañón y presionar el gatillo, pues hay otros aspectos que se desarrollan con tiempo y práctica.
“Controlar el arma solo es el primer paso. Otras habilidades, como saber qué hacer al encontrarme en una situación de riesgo o cómo reaccionar cuando me encuentro en una zona con muchas personas, son cosas que se deben tomar con calma”, dijo. Añadió que no toda persona es apta para portar un arma, pues pueden mediar aspectos psicológicos.
Ellos también
Berny Jiménez, Escazú.
“Quiero tener un arma para una mayor protección. También porque estudié criminología”.
Franklin Miranda, Heredia.
“Hago el examen para trabajar en seguridad. Estoy practicando y ya hice la prueba teórica”.
Henry Jara, Moravia.
“Sacaré el permiso más que todo para fines deportivos. Tengo varios amigos que vienen a practicar”.
Paso a paso
1. Verificar. El primer paso es revisar que el arma esté descargada.
2. Alimentar. Se introducen las balas en el depósito correspondiente.
3. Cargar. Después de esa verificación se inserta el cargador en el arma.
4. Apuntar. Por último se apunta al blanco. En la prueba, el blanco se coloca a seis metros.
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