Dos años después de prepararse para portar un arma y adquirirla, comprobó que fue la mejor decisión que pudo haber tomado porque eso la mantiene con vida.
Marianela (se omite su apellido) de 32 años y vecina del oeste de San José, fue víctima de una retención en octubre de 2010, recibió varias puñaladas y casi fue violada.
Cuando estaba a punto de morir en manos de su agresor, sacó su arma y le disparó en cuatro ocasiones; él falleció. Se confirmó que se trató de legítima defensa.
“Si no hubiera tenido el arma, sería otra historia. No estaría aquí conversando con usted. Era una decisión que tenía que tomar en segundos, sin pensar. Era mi vida o la de él”, recordó.
Quien la agredió era el jardinero de su casa, que había llegado en cuatro ocasiones. Él tenía dos acusaciones de violación.
“Enhorabuena tomé la decisión de portar un arma porque fue lo que cambió mi vida. Si tuviera que volver a hacerlo por mi familia o por mí, lo haría”, dijo.
La joven recibió terapia psicológica después de esa trágica experiencia, pero hoy lleva una vida completamente normal.
Marianela resaltó la necesidad de que las personas sean más responsables con el manejo de armas, pues por error pueden atentar contra su propia vida.
“Muchas veces se adquiere un arma sin la responsabilidad adecuada. Uno tiene que ser conciente de qué quiere, para qué la quiere y sobre todo de cuándo y dónde saber actuar”, agregó.
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