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Domingo 30 de octubre de 2011, Costa Rica

Editorial

No esperemos 20 años más

Redaccion

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A cualquier dirigente del Comité Olímpico Nacional le habría costado un buen tiempo convencernos de que el papel tico en los Panamericanos no estaba siendo desastroso. A la presidenta Laura Chinchilla le habría costado horas hacernos creer el Estado ha hecho hasta lo imposible por el desarrollo de nuestro deporte.

A Nery Brenes le tomó 44 segundos y 65 centésimas cambiar el ceño fruncido de los ticos por una sonrisa.

Su medalla es, sin embargo, logro y alarma al mismo tiempo.

Tan superficial y fuera de contexto es pensar que la medalla de Nery cura todo, como expresar a la ligera “¡qué ridículo hicimos en las demás disciplinas!”.

Vayamos más allá del momento. Antes de los 44 segundos con 65 centésimas del miércoles, Costa Rica sumaba 20 años sin una medalla de oro.

¿Qué hicimos durante dos décadas, desde que Sylvia Poll subió a lo alto del podio, para merecer más preseas doradas?

Aunque la respuesta es “muy poco o nada”, cada vez que llegaron los Panamericanos volvimos a expresar con desazón, con desilusión, “¡qué mal!”, como si nos hubiese tomado por sorpresa que nuestros mejores exponentes “no dieran la talla”. ¡¿Cómo es posible?!

¿De qué nos asombramos? Volvimos de los anteriores Panamericanos, Rio de Janaiero 2007, con las manos vacías; de Santo Domingo 2003 solo trajimos una medalla de bronce, igual “cosecha” a la recogido en Winnipeq 1999.

Quizás aún estamos pagando factura por lo que no hicimos durante 20 años. O más. Porque tendría argumentos suficientes quien no atribuya las conquistas de las Poll a los “procesos” del olimpismo nacional.

Con apenas tres años y siete meses al mando, los nuevos dirigentes del Comité Olímpico podrían alegar poco tiempo al mando. Quizás también pocos recursos, si se comparan los $35 millones destinados al deporte este año por el gobierno de Guatemala (país ganador de siete medallas de oro, tres de plata y dos de bronce) con los cerca de $1,5 millones que el Estado costarricense destinó a sus atletas. Urge también que las federaciones deportivas ticas encuentren más fuentes de ingreso que la Divina Providencia.

Sin procesos ni dinero, ¿qué esperamos? La esperanza de haber enviado esta vez a Panamericanos la delegación costarricense más grande en la historia es un buen inicio para una decisión: ¿hacemos algo diferente o esperamos 20 años más por el sucesor de Sylvia Poll y Nery Brenes?