Vlad Draculea fue el personaje en el que el escritor Bram Stoker se basó para dar vida al vampiro más temido de todos los tiempos: El Conde Drácula, sin embargo si los pusieran juntos, éste último se vería hasta inofensivo ante la maldad sin límites del príncipe de Valaquia (una región rumana).
En la historia de Draculea, recopilada por el sitio Wikipedia, se relata que el despiadado hombre fue conocido como Vlad Tepes (Vlad el Empalador) por su cruel modo de castigar a sus enemigos.
Su personaje inspiró la historia de Drácula ya que Vlad disfrutaba de beber las sangre de sus víctimas.
Tepes fue considerado el gobernante más duro de toda Europa, aunque algunos lo consideraban un justiciero.
Como su apodo lo indica, tenía predilección por el empalamiento, una técnica de tortura que consistía en introducir un palo, fijarlo con clavos y luego levantarlo para que l a víctima muriera lentamente.
Entre las leyendas que se tejen alrededor del Tepes, quien fue príncipe entre 1456 y 1462, se dice que entre 40 mil y 100 mil personas murieron por estas y otras técnicas de tortura.
Vlad odiaba a los boyardos que ejecutaron a su familia.
Para vengarse realizó una gran cena de Pascua y cuando terminaron de cenar empaló a los más viejos y a los más jóvenes los obligó a caminar una enorme distancia en la que muchos murieron de cansancio.
A los que quedaron vivos los obligó a construir su castillo.
En otra ocasión tras las quejas de la población de los robos por parte de ladrones, pobres y mendigos, mandó a invitarlos a un gran banquete en una casa a las afueras de la ciudad, cuando todos habían comido mandó a cerrar las puertas de la casa y le prendió fuego, así acabó con la pobreza.
En otro acto, realizó un banquete como era costumbre frente a los decenas de empalados y tras enterarse de que uno de sus invitados estaba molesto por el mal olor de los cuerpos, lo mandó a empalar en un palo más alto que todos, donde no le llegara el mal olor.
A otra mujer la mandó a empalar solo porque le pareció que tenía a su marido desantendido al ver que andaba con sus ropas desarregladas.
En otra de las anécdotas se cuenta que a dos monjes que lo visitaron en su palacio, le preguntó qué opinaban del empalamiento, uno dijo que le parecía bien que castigara el crimen, mientras que el otro lo condenó. Vlad mandó a empalar el primero y salvó al segundo por honesto.
El empalador murió en una batalla contra los turcos.