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Domingo 25 de septiembre de 2011, Costa Rica

Autoridades afirman que casos incrementan

Ira genera asesinos repentinos

Angie López Arias

angie.lopez@aldia.co.cr

Segundos de furia y descontrol han sido suficientes para que personas comunes se transformen en asesinos a sangre fría.

Reacciones de cólera desproporcionada, en combinación con el uso de armas blancas o de fuego, han provocado la muerte de muchas personas en el país.

Aunque no existen datos exactos de cuántos casos de este tipo ocurren, las autoridades no temen decir que son situaciones cada vez más frecuentes.

El sábado trasanterior, Gerardo Escalante, de 60 años y pasajero de un autobús, recibió un disparo por reclamarle a un hombre que golpeaba a una mujer.

“Me siento orgulloso de que mi papá actuara así”, dijo Mauricio Esquivel, uno de los cuatro hijos de la víctima. (Vea nota adjunta).

En junio de este año, el caso de Alejandro Chacón Marchena conmocionó al país. Un taxista informal lo mató porque le tocó el pito del carro, en la calle principal de Montes de Oca.

Los pleitos entre vecinos también han dejado víctimas.

En agosto de 2010, Arnulfo Leiva Velásquez (de 54 años) falleció luego de un problema con un vecino por el volumen de la música que tenían en la fiesta de su cumpleaños. Eso ocurrió en Tirrases de Curridabat.

Un roce en un partido de fútbol 5 en Desamparados hizo que un hombre matara a los hermanos Minor y José Alberto Barquero Zúñiga, en marzo de 2010.

Años atrás, el 20 de diciembre de 1995 un ciudadano de oro de apellido Letchman mató en Pavas, San José, al mecánico Roberto Alvarado por las manchas de aceite que dejó en la acera.

Lo condenaron a 20 años de prisión, pero se dio a la fuga. Las autoridades policiales lo buscaron durante más de una década.

Antes golpes, ahora armas

José Carlos Chinchilla, sociólogo, explicó que las formas de resolver los conflictos son ahora muy diferentes a las que se empleaban años atrás.

“Antes se resolvían los problemas y las diferencias con los puños; ahora las personas andan armadas. La reacción de las personas es muy diferente”, aseveró.

Según el experto, los agresores, en muchos de los casos registrados, estaban habituados a usar armas. Es decir, tenían antecedentes delictivos a su haber.

Así ocurrió con el taxista que mató al joven conductor en Montes de Oca.

“En Costa Rica hay grupos que tienen en su cotidianeidad el uso de las armas. Por eso la reacción de estos individuos frente a uno que no está metido en esa lógica de las armas es como si fuera su enemigo”, afirmó Chinchilla.

Según el especialista, se trata de personas armadas, dispuestas a utilizar esa arma en cualquier momento y ante cualquier circunstancia, por más simple que parezca a los ojos de los demás.

“El problema es cuando de pronto, por un asunto incidental, actuamos con normalidad: tocamos el pito o hacemos una seña pensando que la otra persona es común y corriente, pero en realidad nos estamos enfrentando a delincuentes”, añadió.

Shirley Castillo, psicóloga de Enfoque a la Familia, explicó que si una persona con enojo o ira no tiene autocontrol, podría atentar contra su vida o la de otros por defenderse de una posible amenaza que en algunas ocasiones no es real, sino generada por una distorsión de su pensamiento.

Esto hace que la persona agresora no mida las consecuencias de sus actos, se deje llevar por la cólera y reaccione de forma violenta y peor aún, de manera trágica y mortal para aquellos que lo rodean.

Más violencia

Francisco Segura, subdirector del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), considera que en estas situaciones lamentables se conjugan una serie de factores.

“Un muy mal manejo de la ira, y el acceso a armas que, en definitiva, la persona no tiene la capacidad de portar. Una persona con esos arranques de cólera no debería haber pasado un examen psicológico, si es que lo hizo”, dijo.

Segura lamentó el fácil acceso a las armas que hay en el país. Ahora es cada vez más frecuente ver a personas con un arma de manera legal e ilegal.

“Muchos de los que andan con un arma de manera ilegal la consiguen de las personas que las compran legalmente: roban un auto, tachan una casa o las asaltan y el mercado se inunda de armas que fueron lícitas”, agregó.

Para Segura, este tipo de crímenes va en aumento de forma proporcional al incremento de armas disponibles en la calle, las cuales caen en manos de personas que no son aptas para poseer y manipular un arma de fuego.

Huella de dolor

22/03/2010 - Roce: Un hombre mató a dos hermanos en fútbol 5.

14/08/2010 - Bulla: El volumen de la música costó la vida de un guarda.

24/06/2011 - Pito: La vida de un joven acabó luego de pitarle a un conductor.

17/08/2011 - Defensa: Un pasajero de bus murió al defender a una mujer.