Cartago.- Caminos empedrados, verdes laderas a veces sorprendidas por solitarias viviendas y coloridos cultivos. Cielos azules o teñidos de cálido amanecer; agricultores y animales domésticos que ayudan en la fecunda labor. Eso y mucho más es San Pablo de Oreamuno, un pintoresco pueblito ubicado al norte de Cartago, muy cerca de los volcanes Irazú y Turrialba.
Asentado en una zona eminentemente agrícola y ganadera, este pueblo cuenta con un camino de fácil acceso.
A 23 kilómetros de la Vieja Metrópoli, ingresando por Cot de Oreamuno, cuenta entre sus atractivos con un colorido templo marrón que se empieza a apreciar varios kilómetros antes.
Desde este lugar, por la altura en la que se encuentra y sobre todo si se decide avanzar hacia la montaña que se ubica al norte de la iglesia, se puede apreciar la diversidad de cultivos, los caseríos aledaños y en lontananza, las onduladas montañas de la cordillera de Talamanca.
Vale la pena, además, invertir tiempo en apreciar la vegetación, a la orilla de las calles, las aves y todo el paisaje natural propio de este terruño ubicado a casi de 3.000 metros de altura y muy cerca de los colosos brumosos.