Santa Cruz.- La Casa Sol, a 100 metros del Colegio de Santa Bárbara, carretera a Guaitil, tiene una casa cálida, reluciente y con buen aroma a comida sana.
Lo fresco del sitio, por la variedad de árboles y hierbas naturales, invita a sentarse y a disfrutar de este exquisito aroma.
Quienes la visiten, podrán preparar comidas tradicionales. Mientras estas se cocinan, tendrán la oportunidad de participar en talleres sobre energía solar y educación ambiental.
Fátima Montealegre es una de las 14 personas de la Fundación Costarricense Sol de Vida, impulsora del proyecto. Además de comidas, venden cocinas ecológicamente amigables, como las que ellas usan.
En una, el modelo “Sol de Vida”, elaboran comida horneada. La otra, estilo “parabólica”, funciona como una cocina de gas. Esta última es concentradora de energía solar. Cualquier modelo tiene un costo de ¢225 mil.
“El proceso de cocción en estas cocinas es suave o más lento, pero en los alimentos se combinan los nutrientes y sabores, convirtiéndose en comida más saludables. Por lo general, el tiempo mínimo de cocimiento es de tres horas, pero hay otros factores que influyen en el proceso de cocción solar. Un gran ahorro
Según Dora Jaén, integrante de la organización, al usar esta energía no hay peligro de incendio, no se calienta ni contamina el medio ambiente, además de dar mucha tranquilidad, ya que los alimentos nunca se queman mientras se hacen otras tareas.
“No recomendamos freír, ya que promovemos cocinar con menos grasa y menos sal, usando una energía natural, limpia, barata y no acaparada”, dijo Montealegre.
Una cocina solar, utilizada durante siete meses al año, le ahorran el equivalente a 1.100 Kilovatios, 240 litros de gas ó 75 kilos de leña.