Marcados desde la infancia por una época, donde robots o superhéroes luchaban contra las fuerzas malignas de sus enemigos para salvar al Universo. Esa es la razón por la que muchos de los coleccionistas iniciaron una nueva pasión, en la que niegan abandonar el recuerdo de aquellas fábulas o historietas animadas que fueron su deleite.
El costo de cada figura original, es decir de sus casas matrices supera el precio de los ¢100 mil, pero este valor no importa si se trata de cumplir el sueño de pequeño: tener cientos de muñecos.
“El más costoso que tengo es un Optimus Prime Master Piece, que anda en los $600 (más de ¢300 mil)”, contó Raúl Sánchez, quien tiene en su casa más de mil figuras de acción.
“Ahora sólo colecciono, ya no juego, pero uno siempre mantiene la ilusión y a veces llevo alguna a la oficina de trabajo”, agregó.
Sobre su colección se destacan los personajes más poderosos de DC Comics, Marvel, Transformers, He-Man, Super Robots y algunas más de películas de acción.
Entre todos estos, Sánchez tiene sus favoritos: Batman y Linterna Verde, de cada uno de estos tiene entre 60 y 70 figuras.
A este vecino de Tibás siempre le gustó coleccionar, su primer muñeco fue un He-Man cuando tenía 10 años.
“Eran demasiado costosos como para poderlos tener originales, entonces mi mamá me lo compró de segunda mano, lamentablemente la figura no la mantengo, pero tengo una réplica igual”, contó.
Una vida paralela
Este fanático a los dibujos animados de acción, cuenta que para él, ser coleccionista es toda una experiencia de vida.
No tiene hijos, pero la compañía de familiares, amigos e incluso curiosos no se hace esperar en su casa y todos ellos son recibidos para hacer gala de su valioso tesoro.
“Es muy curioso, vienen cada 15 días para ver si tengo algo nuevo”, contó el caballero de 37 años, quien aseguró nunca ha recibido una oferta, ni tenerle precio. Pero si esta existiera, tendría que ser demasiado tentadora para aceptarla, casi que el doble de la inversión.
Dice nunca haber llegado a extremos, en cuanto a obsesionarse por alguna colección o ejemplar. “La vida de un coleccionista es de restricciones”.
No obstante, los sacrificios son muchos y los límites ni qué hablar. “Es muy curioso, siempre que salgo con mis amigos en carro hay que ver quién me viene a dejar a la casa, entonces me vacilan y me dicen que con lo que tengo aquí sacaría un carro de agencia nuevo de paquete”.
Gracias a ese esfuerzo, Skeletor de He-Man, Venom de Spiderman, Solomon Grundy, Harley Quinn de DC y hasta personajes de películas como J. J. Jameson o The Punisher, entre otros más son la compañía ideal de Raúl.