Londres/ EFE.- La reina Isabel II celebró ayer sus 60 años en el trono británico con un almuerzo en el castillo de Windsor junto a representantes de casi todas las casas reales del mundo, que a la vez, se vio salpicado por gran controversia.
La mayor concentración de monarcas reinantes de la última década, desde el Jubileo de Oro de la soberana británica en 2002, recibió fuertes críticas por la invitación a miembros de casas reales de países como Baréin, Suazilandia o Arabia Saudí.
Además, la Casa Real española fue la única de las monarquías europeas que no estuvo presente esto debido a que la reina Sofía excusó su presencia hace tres días por las diferencias que existen sobre Gibraltar entre España y el Reino Unido.
El Palacio de Buckingham no hizo comentarios por considerar el almuerzo como un evento “privado”, mientras el Foreign Office ha precisado que todas las casas reales del mundo fueron invitadas - también de países no democráticos, reyes polígamos y monarcas destronados - porque no se trataba de un acto “político”.
Sentados según la duración de su reinado, el emperador Akihito de Japón, el rey Alberto de Bélgica, Carlos Gustavo de Suecia, Abdalá de Jordania, Margarita de Dinamarca y el príncipe Alberto II de Mónaco, acompañados de sus respectivas cónyuges, degustaron productos británicos como cordero de Windsor y fresas de Kent.
Fue criticada la invitación al rey de Baréin por el historial de ese régimen en la represión de opositores y también la presencia del rey de Suazilandia, cuyo séquito de 30 personas le acompaña en el Savoy, uno de los hoteles más caros de Londres, ajeno a la pobreza de muchos de sus súbditos.