Distanciadas por seis horas y 37 minutos, dos erupciones en el volcán Poás ocurridas el sábado hicieron recordar que es un coloso activo y de cuidado.
Avard Geoffroy, coordinador de vulcanología del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de la Universidad Nacional (Ovsicori), realizó ayer una gira al sitio con Eliécer Duarte, vulcanólogo.
Según explicó Geoffroy, no hay ninguna razón para cerrar el ingreso al coloso. La temperatura en el agua del cráter es de 51 grados, lo que califica como normal.
En el domo, la temperatura es entre los 100 y 200 grados.
Este volcán es visitado cada año por más de 400 mil personas y es el segundo Parque Nacional con más visitación del país.
Sobre la lluvia ácida, expresó que tampoco hay variaciones importantes.
La erupción no refleja movimiento del magma. Lo único que expulsó fueron sedimentos y agua. “Se acumuló gas en la parte superficial del volcán y provocó la liberación súbita, que alcanzó unos 300 metros de alto”, dijo el experto.
La primera erupción fue a las 11:20 a.m. del sábado y la más fuerte a las 5:57 p.m. Ocurrió en el lago ultra-ácido del Poás.
Los sismógrafos del Ovsicori, ubicados en la cima del volcán, registraron un temblor local o trémor de moderada intensidad minutos antes de cada erupción.
Desde el 2006, el Poás inició un ciclo de actividad de este tipo. El 13 de abril fue una de las explosiones freáticas más fuertes, pero la del fin de semana es la de mayor fuerza en los últimos años. No descartó que en próximos meses surjan erupciones moderadas.
