Antonio Alfaro, enviado
analfaro@aldia.co.cr

Londres.- Le llegó la hora. La hora del esperado abrazo, como la hora de lanzarse a la piscina.

Nada mejor para Marie Laura Meza que el reencuentro con su madre, ayer en Londres después de ocho meses sin verse. La hija en Austria, donde vive y entrena; la madre en Costa Rica, con su familia; aunque pasan en constante contacto por internet o teléfono, los abrazos no se siente igual. Marie Laura extraña “ser la hija de mami” y no se apena en confesarlo. En realidad ambas dejan ver la alegría de estar juntas, antes del debut de la ondina en las justas olímpicas. Lo hará mañana a las 10:34 a.m. (3:34 a.m. en Costa Rica), en el primer heat eliminatorio de los 100 metros mariposa, enfrentando a Doriam McMenemy, de República Dominicana, y a Borshi Noel, de Albania.

Momentos antes escuchará un poco de música hip hop, como suele hacerlo previo a cada competencia, para quedar después en absoluto silencio, concentrada.

A lo mejor piense un momento en su padre. “El próximo jueves cumple año y ocho meses de fallecido”, comenta doña Roxinnie. Marie Laura no expresa mucho al respecto, pero admite que él estará con ella en la piscina.

Dirigente de natación por muchos años, don Gilberto fue un pilar en la carrera de su pequeña. Fue él quien apoyó la decisión de su hija de dejar el hogar, dejar la familia y dejar el país cuando apenas tenía 17 años, con tal de prepararse en natación.

“Él siempre está conmigo y en esta piscina. Es como cumplir el sueño de los dos, era nuestra meta desde hace ocho años”. Llegar a unos Juegos Olímpicos. Y llegó. “No hay nada más grande”, expresa Marie Laura.

Ayer entrenó en la piscina ´de competecia y una mezclan de sensaciones empiezan a aflorar: ansiedad por competir, nervios... “Pero los nervios son buenos”, se apura a aclarar. Mañana se le irán y le dará con todo. Su madre la apoyará desde las gradas. Su padre lo hará desde el cielo.