Antonio Alfaro

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Enviado de Al Día

Londres. - Cruzada la meta, la primera botellita de agua que César Lizano recibió de los organizadores no se la llevó a los labios. Agachó la cabeza y se bañó poco a poco, con urgencia de bajar la temperatura.

El caliente mediodía, en un Londres caprichoso en cuanto a clima, que ayer optó por un sol abrasador, mermó las fuerzas de Lizano, obligó además el abandono de 20 corredores, incluyendo dos etíopes, impidió que impusiera récord el ganador de la prueba (Stephen Kiprotich, de Uganda) y lo limitó a un 2:08.01, muy lejos del récord olímpico (2:06.32) y ni qué decir del mundial (2:03:38).

“Estaba muy caliente”, dice César. El termómetro lo confirma: 26 grados centígrados.

Lizano pretendía superar el 2:17.49 de José Luis Molina en Atlanta 96, un deseo nada descabellado, pues clasificó a Londres con 2:17.50, pero quedó muy lejos de lograrlo, con 2:24.16

Con inicio a buen paso, Lizano reconoce haberse descontrolado cuando el grupo en el que corría bajó el ritmo. Luego se unió a otros correderos que hicieron algunos jalones, con los cuales tampoco se sintió cómodo y que, por el contrario, lo golpearon muscularmente.

Aún así, sin el mejor de sus pasos, Lizano fue rebasando corredores y pasó de la posición 95 (que ocupaba en el kilómetro 10) al definitivo puesto 65. Tras una botella de agua en su cabeza y un rato bajo la sombra, de nuevo pudo sonreír, reconocer que no logró el tiempo deseado y considerarse un sobreviviente de una dura maratón en su debut olímpico.