Edgar Fonseca
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A Daniel Ortega le aguarda el viaje de Noriega. Vuelo directo a Miami, sin retorno.
¿Qué esperan las autoridades estadounidenses para actuar?
Ortega, su mujer y su séquito destruyen, piedra a piedra, el andamiaje institucional democrático en Nicaragua. Se lo llevan en banda, fiel al libreto del capo de Caracas.
Lo destapan con crudeza los análisis diplomáticos más fiables, nutridos de primera mano, en el sitio, los famosísimos WikiLeaks.
Corrupto, sin escrúpulos y autoritario, lo describen.
Y, loco, le dice la diplomacia española.
Nada lo detiene en esta segunda debacle a la que encamina a su país.
En su matonismo comete torpezas mayores. Invade, impune, Costa Rica. Se burla del sistema interamericano y desprecia al derecho internacional.
Pero no se esperaba el misil de WikiLeaks.
Los profundos nexos de su régimen con el narcotráfico, la corrupción en todas las instituciones que hoy domina, incluido el copamiento del ejército, eso es “chismografìa” para Ortega...
¿Chismografía? ¿Pero no es que están los camaradas y pacifistas de todo el mundo en ayuno y oración por su nuevo oráculo, Julian Assange y sus revelaciones?
Y en Managua todos callan. Ni los opositores, mucho menos el cardenal, chistan. Como si todos tuviesen rabo que les majen.
Punto final- El FMLN tiene secuestrado al Presidente Funes de El Salvador. Y le exige al ejército salvadoreño debida fidelidad a Raúl Castro, a Chávez y a la sambumbia del socialismo del Siglo XXI, como en La Paz y Caracas. Cuidado y los sacan a todos ellos en pijama un día.
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