Opinión

Edgar Fonseca, director de Al Día
efonseca@aldia.co.cr

Y se fue Vergara del “Sapri” y del fútbol tico…

Se acabó un “amor de temporada” muy venido a menos.

Tan a menos que, con las alforjas llenas, no se dignó mover un pie de su patio y firmó todo en su rancho, bajo hermético candado.

Y queda loco de contento…

Y así se deshace de las riendas del histórico club morado que pasa a “manos ticas” con un proyecto ambicioso.

A ver si despiertan de su letargo los dirigentes manudos y de los demás equipos.

A ver si echan para su saco, se salen de sus “clubes de amigos” y apuestan a transformaciones en grande, coherentes con los tiempos, como las que anuncian los nuevos dueños morados.

Tamaños retos y desafíos les aguardan.

Retomar la “comunión” con la afición más “pasional” del país, que el magnate jaliscense congeló.

Retomar la credibilidad con la opinión pública de que sí, de que “manos ticas” pueden asumir y desarrollar, a todo meter, un proyecto deportivo de hondo calado, como el que se proponen.

Las anteriores administraciones “a la tica” tuvieron a la institución al borde del precipicio; todo un manjar para que llegara el “zar” tapatío en aquel 2003.

Por sana transparencia, todo lo acordado en Guadalajara debería rechinar de detalles ante la opinión pública.

Y limpiar de un plumazo la bola de nieve de las deudas con la Caja, como lo deben hacer los demás clubes.

El plan que anuncian los nuevos dueños morados pinta todo un reto al resto de dirigentes futboleros del país.

Apunta a la vuelta a las raíces, a la estabilidad inmediata y a los cambios de profundidad en el plazo de 10 años.

Si les va bien, le hará muy bien a las tiendas moradas y debería servir de acicate, de análisis y acción en el resto de dirigentes de los equipos, empezando por la Liga, para tener hondura de horizonte como el que se proponen estos nuevos “mosqueteros” tras la partida de Vergara.