La Sabana.- Sus vidas transcurren entre la agricultura, la ganadería, el estudio y el béisbol.
Para la mayoría de los jugadores de Upala, las mañanas de cada día son para ir al colegio, las tardes -cuando no hay que estudiar- para trabajar en las fincas; y los sábados son para entrenar béisbol. Esa gran disciplina les sirvió de mucho el año pasado, tanto que se convirtieron en campeones, en infantil y juvenil.
En estas justas nacionales Upala lleva un paso arrollador. Los juveniles le ganaron 16-3 a San José y 10-5 a Alajuela. Por su parte, los infantiles vencieron 6-1 a Puntarenas y 15-5 a Pococí.
“Salimos de nuestro pueblo con la mentalidad de repetir lo que hicimos en Alajuela, ganar la medalla de oro, esa es la fe que tenemos”, dijo ayer Luis Ortiz, entrenador del equipo juvenil.
Ortiz asegura que lo llena de orgullo la disciplina y garra que tienen sus pupilos. “El lugar de entrenamiento queda muy largo para la mayoría, sin embargo, muchos de ellos caminan hasta una hora o recorren diez kilómetros en biscicleta para llegar a entrenar todos los sábados”.
El joven Oscar Álvarez confesó que es todo un experto en la siembra de arroz, frijoles y maíz. “Cuando salgo temprano del colegio voy a trabajar con mi papá, me gusta mucho ayudarle, desde ‘carajillo’ me enseñó, ahorita estamos en la época de arroz”.
“No cambio la vida de allá porque no hay contaminación ni ruido, no hay delincuencia y cuando alguien se muere es de viejo”.
Mientras tanto, Walter Ubau, de 18 años, dedica las mañanas a ordeñar vacas y cuidar todo el ganado. “Me levanto siempre a las 4 a.m., a las 5 se ordeñan las vacas y reviso que estén bien, que no los haya picado ninguna culebra, si amaneció alguna enferma. En la noche voy al colegio”, finalizó.