Flores, Heredia. - Cientos de personas, de todas las edades y condiciones económicas, despidieron la mañana de ayer, con aplausos y los acordes de un mariachi, a tres mujeres asesinadas en una tienda, el miércoles pasado, en San Joaquín de Flores, Heredia.
El templo católico de esta ciudad herediana se hizo pequeño para albergar a tanta gente y muchos se vieron obligados a seguir el oficio religioso en el jardín.
Aunque se daban valor con abrazos y palabras cariñosas, muchos lloraron desconsoladamente en diversos momentos de la celebración.
Los tres féretros de madera, con enormes arreglos florales, fueron colocados, uno junto a otro, frente al altar mayor. A su lado, hijos, hermanos, tíos, primos, casi todos con los ojos hinchados de llorar, siguieron la misa con el corazón hecho un hilo de dolor.
La ceremonia inició a las 10 a.m. y finalizó a las 11:20 a.m. cuando, en medio de una silente y respetuosa multitud, sacaron uno a uno los ataudes para colocarlos en las carrozas fúnebres que los llevarían hasta el cementerio de San Joaquín de Flores.
Llantos, abrazos, gritos y, allí mismo, sin que nadie se ofendiera o reclamara nada, un mariachi soltó sus acordes mientras apuraban el paso hacia el campo santo.
Los féretros de las hermanas Sonia Virginia y Guiselle María Rodríguez Ulate, de 60 y 52 años respectivamente, fueron colocados en el mismo vehículo. El de la tercera víctima, Carolina del Socorro Herrera Salazar, de 31, en otra carroza. Desde ayer descansan en el mismo cementerio.
Mientras tanto, la Policía Judicial apuraba ayer las pesquisas para dar con dos sospechosos del triple asesinato.
A 55 años del adiós, homenajean escritora
Ayuda para damnificados por terremoto camina a paso lento
Exaltan valor didáctico y arte
Enfermera tica gana premio mundial
Afectados por derrumbe reclaman ¢2.300 millones
Caen dos por desmembrar a hombre