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Lunes 18 de julio de 2011, San José, Costa Rica
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Opinión

No llores más Argentina


Milton Montenegro

Enviado

mimontenegro@aldia.co.cr

El luto y el dolor se extendieron en Argentina.

Primero fue el golpe que la mitad del país sintió cuando el 26 de junio, River Plate descendió a la Nacional B (Segunda División) y ahora lo vivió todo el pueblo, toda la afición argentina, la eliminación de su selección en la Copa América.

La prensa en este país se rasga las vestiduras, habla de fracaso y piden la cabeza de Sergio el “Checho” Batista, tal y como hizo Fernando Niembro, comentarista de Fox Sports, quien dijo que Argentina no quedó antes fuera del torneo, porque enfrentó a Costa Rica, “un rival de ribetes menores”.

Sí, de ribetes menores, era una Sub- 23 sin experiencia y aún así en Córdoba a estadio lleno, la gente y seguro en todo el país, festejaron como si le hubieran recetado tres a la representación de Brasil.

No llores más Argentina, no llores más Fernando Niembro, al fin y al cabo, desde el Mundial de México 86, Argentina no gana nada.

Hablan mucho de Lionel Messi, el mejor jugador del mundo decimos todos, pero no le llega ni a los tobillos a Diego Maradona, para ser el mejor, hay que serlo en el club y con la selección.

Maradona, él solo se echaba el equipo al hombro. Él solo ganó el Mundial del 86.

¿Sabrá Lionel qué es echarse un equipo al hombro?

Con la albiceleste la “Pulga” no ha dado la talla y no lo hará mientras siga con la arrogancia con que se maneja.

Hoy la Copa acabó en Argentina, aunque se juega en Argentina, pero a la gente ya no le interesa, menos a los aficionados de Buenos Aires, a quienes solo les dieron un partido en la capital, la final, fiesta entre vecinos en casa ajena. El sábado apretaban puños, dientes y más los “chés” viendo a su selección, gritaban, se enojaban y la emprendían contra Muslera, el arquero de Uruguay.

“Qué culo (suerte) tiene ese guardameta”, dijo un niño cuando Muslera le tapó un remate a Messi con sello de gol.

Ayer a muy pocos en Buenos Aires les interesó ver a Brasil, los restaurantes lucían pantallas gigantes y salones vacíos. La Copa ya murió.