La Sabana. - Marcó huella, sudó la camiseta tricolor como ninguno, dejó una estela de dardos clavados…el eterno goleador colgó los botines; anoche Rolando Fonseca levantó las manos para decir adiós.
Hubo lágrimas, su voz se entrecortó y el corazón latió con mayor velocidad desde el minuto 34 del segundo tiempo del partido ante China. ¿La razón? Significó el principio del fin de una carrera deportiva curtida entre otros detalles por 403 goles.
“Nunca soñé algo tan especial, agradezco a quienes siempre estuvieron a mi lado”, dijo.
Despedida de lujo en el nuevo Estadio Nacional, cobijado por la euforia de la tribuna, “Rolo” vistió por última vez el uniforme de la selección mayor, la misma indumentaria que utilizó en 113 ocasiones y con la que marcó 47 goles.
A sus 36 años, 20 de ellos dedicados al balompié profesional, Fonseca se convirtió en leyenda; pocos arqueros en nuestro país se resistieron a sus dotes de depredador del área chica.
Le faltó marcar en un Mundial absoluto, cruzar el océano Atlántico y brillar en el Viejo Continente, tareas pendientes en el expediente que abrió en 1991 año en el que debutó. Rolando dijo adiós, el fútbol lo recordará en una vitrina de oro.
