Tanto alboroto por ver a la “Pulga” más famosa del planeta y nada. Lionel Messi nos vaciló.
La “Pulga” y el técnico Batista nos dieron atolillo con el dedo.
Los 35 mil aficionados, quienes anoche abarrotaron el Estadio Nacional, querían ver a la “Pulga” saltar, hacer loco en la gramilla, pero no, Messi apenas y asomó la enorme nariz que posee.
Mentiroso se le puede llamar a Batista, quien dijo que Messi jugaría. ¿Será que el Barcelona lo presionó y por eso lo descansó?
Batista agarró de tontos a los dirigentes de la Federación, anoche no alineó lo mejor, puso un equipo de medio ver y aparte de Messi, tampoco vimos a Zanetti, Cambiasso, Lavezzi y Di María.
Mejor hubieran traído un cuadro del Caribe y no a unos argentinos que vinieron a pasear.
Un hormiguero se armó tras de Messi. Veinte minutos antes del partido, la “Pulga” apareció en la cancha, donde los fotógrafos y camarógrafos se arremolinaron alrededor de él, pero cuando Messi partió a los vestidores, vinieron los empujones, golpes y patadas.
De nada sirvió que en un lapso del segundo tiempo la gente gritara: “Messi, Messi”, Batista no lo alineó. Tanto ruido para nada.
No jugó la “Pulga” y bueno, el encuentro fue atractivo: Argentina se apoderó de la pelota, la tuvo mayor tiempo en su poder e hizo correr a la “Sele” tras ella.
La Selección se vio mejor que ante China, pero le faltó profundidad y la que tuvo clara, al 32 se tardó Saborío y Garay se barrió a tiempo. La Volpe se llevó las manos a la cabeza lamentando la acción. Juego llamativo, donde la afición disfrutó coreando el “sí se puede”, o aplaudiendo y hasta silbando a Messi, cuando en la banca, apareció en las pantallas.
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