Milton Montenegro

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Cayó el telón de nuestro campeonato. Hoy acaba el Torneo de Verano y... ¿cómo se llama la obra?

Quizá le podemos poner: “el verano que no calentó”, tal vez... “para morirse de risa”, o “acabó el ridículo”.

Póngale el título que más le agrade, el más llamativo, peculiar, ingenioso y hasta triste. ¡Cualquiera vale! Total, con todo lo que pasó en este torneo, lo mejor es que terminara.

Hoy seguro la Liga alzará la Copa, será campeón, no creo que San Carlos haga la trastada; en el fútbol los milagros no existen.

Primera parte de este ridículo en el verano: expulsado Barrio México de la Primera División y varios equipos se beneficiaron con los puntos obtenidos en la mesa. A Saprissa le regalaron seis y ni así fue campeón. Primera vez en la historia que expulsan a un club del fútbol mayor. Siguió el caso de Brujas, terminó el torneo gateando, con un grupo de jóvenes, que dieron la cara y al final, Brujas ya desapareció y todo esto por la ínfulas de grandeza de aquel hombre que movió cielo y tierra por ver a sus dos clubes en Primera.

El hombre que quiso ser el Rey Midas del fútbol.

Tampoco se puede dejar de lado, el gol que no dieron por válido en Limón, pero fue un golazo de Pablo Gabas, tanto que le dio la vuelta al mundo y en España los medios decían, “increíble, el gol que en Costa Rica no dieron por bueno”.

¿Recuerdan que a Herediano le quitaron unos puntos y luego se los otorgaron? ¡Para morirse de risa! Y para colmo, la UCR quería congelar el descenso: fue el peor equipo y aún no quiere irse.

Fue un desorden de campeonato que la Unafut, que debería desaparecer, no supo arreglar. Ojalá y el próximo sea bueno, serio, atractivo y que los dirigentes den en el clavo con la fórmula que aprobaron.