Carrera con sabor a churchill y vigorón
Una vez al año, llega a la playa de Puntarenas una marea muy particular.
Es una marea compuesta por miles de atletas que vienen de todo Costa Rica y hasta de otros países, atraídos por el encanto de la carrera Clásica Sol y Arena.
Hay pocas carreras en el mundo con estas características tan particulares.
Es una prueba dura, en la que intervienen factores como el calor, el terreno irregular, la arena, el declive natural de la playa y hasta la inmensa cantidad de gente que participa.
Y es que hay corredores de todo tipo: desde los que compiten por alcanzar la cima, hasta los que participan simplemente por tener la satisfacción de vivir esta experiencia.
Pero en definitiva es una alegría ver a la limpia playa de Puntarenas llena de miles de visitantes que llegan en busca de divertirse sanamente y practicar deporte.
Un evento al que se le hace poca mención, pero que es de lo más emocionante de este día, es la Clásica Infantil Sol y Arena, que se desarrolla antes de la carrera principal.
En ella participan cientos de pequeños y es un verdadero semillero para los futuros atletas de élite de nuestro país.
Felicitaciones a los organizadores de esta actividad -el Club Rotario de Puntarenas- quienes con lo recaudado en esta carrera hacen importantes obras de bien social y también congratulaciones para la comunidad puntarenense, la cual recibe año tras año a los corredores con ese calor humano que siempre ha caracterizado a los porteños.
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