A don Célimo Cordero, de 90 años, todos lo conocen en Guápiles como don “Melo”.
Aunque nació en Atenas, tiene 70 años de haber llegado al cantón y por la confianza que le tienen, muchos vecinos le encargan hacer los mandados.
Recuerda que tenía 22 años, estaba recién casado y un día decidió tomar el viejo tren que unía Atenas con Guápiles.
Aquí fundó su familia y procreó seis hijos. “Esto ha cambiado muchísimo”, dice asombrado al preguntarle cómo era todo antes.
Los viajes en tren eran aburridos y cansados. Duraban todo el día porque además de llevar pasajeros, transportaban cargas de maíz, yuca y ganado. Al llegar a ciertas estaciones, había que esperar a que bajaran la carga, recuerda. De camino solo se veía montaña y era el único medio de transporte terrestre.
Al aeropuerto llegaban avionetas y en casos de emergencia, llevaban pacientes hasta el San Juan de Dios.