Santiago de Chile/EFE y AFP.- El ministro chileno de Defensa, Andrés Allamand, informó anoche que fallecieron los 21 ocupantes del avión militar C-212 que se estrelló el viernes en la isla de Robinson Crusoe, que pertenece al archipiélago de Juan Fernández, en el Pacífico.
“De la observación, evidencias y la búsqueda en que participamos con la Fuerza Aérea (FACH) uno llega a la conclusión de que el impacto fue de tal magnitud, que debió producir la muerte instantánea de todos”, dijo.
Anoche se habían recuperado los cuerpos de Erwin Núñez, cabo de la FACH; Galia Díaz, del Consejo de la Cultura y las Artes; Roberto Bruce, periodista de Televisión Nacional de Chile (TVN), y Sylvia Slier, productora de TVN.
Entre los ocupantes (15 pasajeros y 6 tripulantes) de la aeronave, un CASA C-212, estaban Felipe Camiroaga, de TVN y uno de los más conocidos animadores de la televisión chilena, además del filántropo Felipe Cubillos, cuñado del ministro Allamand.
Tras el terremoto y tsunami del 2010, Cubillos impulsó la organización ONG “Desafío Levantemos Chile”, para apoyar las labores de reconstrucción y se preocupó especialmente de Juan Fernández, duramente azotado por el maremoto que siguió al sismo.
Por un Chile mejor
Además viajaba en la nave siniestrada el equipo de cinco personas de TVN, en en el que trabajaba Camiroaga, varios integrantes de la citada ONG, funcionarios del Consejo de la Cultura y de la FACH. Todos iban a la isla Robinson Crusoe, a 670 kilómetros de la costa chilena, para verificar los avances de reconstrucción.
Estrella de televisión
Camiroaga, que animó en 2009 y 2010 el Festival Internacional de la Canción Viña del Mar, conocía Juan Fernández desde niño.
“Tenemos la tranquilidad de que Felipe murió en un lugar que le encantaba”, comentó al respecto Mauro Valdés, director ejecutivo de TVN.
La aeronave se estrelló en el mar a las 5:48 p.m. del viernes, después de realizar dos intentos de aterrizaje bajo fuertes vientos atravesados. El avión de la FACH, pilotado por la teniente Carolina Fernández, de 26 años y considerada una experimentada aviadora, no tenía posibilidades de regresar al continente tras un vuelo de tres horas, por lo que se vio obligada a aterrizar.
Felipe Paredes, a cargo de la torre de control, vio en dos oportunidades al avión sobrevolar la pista de aterrizaje de la isla, considerada de difícil maniobrabilidad por los vientos, y que luego desapareció. Las ráfagas le habrían impedido a la piloto aterrizar en la pista, que concluye en un acantilado. Luego de esto, se estrelló en el mar.