Opinión

Milton Montenegro

redactor

Hace ocho días se estrenó la película nacional, Los leones huyen asustados. Por supuesto en tercera dimensión.

Me cuentan quienes estuvieron en la “presentación de gala” en Heredia, que la cinta fue tan real, que parecía ver a los actores ahí, incluso el protagonista y nominado al Oscar por su gran actuación, Elías Palma, daba la sensación que ofrecía su mejor puesta en la escena.

Palma va camino a la fama. Sin duda Hollywood lo espera con las puertas abiertas.

Y es que el muchacho tiene talento, ojo y no dije ta" lento, pero qué manera de desplomarse, casi desmayarse.

Evitó que los leones fueran víctimas de una humillación histórica. Los leones no se portaron como reyes de la selva. Fueron tímidos gatitos.

Corrieron despavoridos. Se refugiaron donde pudieron, temerosos, heridos, por esos cuatro dardos de los cazadores vestidos de rojo y amarillo.

Y aquí resaltó el ingenio del director de la película, del hombre que consiguió que los leones huyeran, algo que no hemos visto en National Geographic o en Animal Planet.

El director y disculpen mi ignorancia en esto del sétimo arte, sé que no es Spielberg, sino alguien de apellido Montero o Ramírez, dirigió con tanto acierto, que al dar una orden, una señal, o tal vez una “palmada”, los leones corrieron y obligaron a uno de los actores de reparto, Wálter Quesada, a decretar el fin.

Qué buena cinta. Hubo sorpresas, dolor, llanto y reclamos. Unos la emprendieron casi con pañuelo en mano contra Quesada. Para ellos, alentó a los cazadores para que asustaran a los “gatitos”.

Otros se aliaron al actor principal y dijeron que caer no estaba en el guión, pero cayó seguro de tanto trabajo, tal vez de alguna dolencia muscular.

Una filme tico de bajo costo, hecho con actores provenientes de Alajuela.