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Miércoles 28 de septiembre de 2011, Costa Rica
Pasión por el deporte

Opinión

La última tonada del “Mariachi”

Amado Hidalgo

Periodista

A Alonso Solís le ha dado por sacar el violín, en lugar de la guitarra, para reclamar por su derecho a jugar: la razón de ser de todo futbolista.

Pide que le den de 6 a 10 partidos para demostrar que puede y, si no, como cantaba José Alfredo Jiménez: “yo daré la media vuelta y me iré con el sol, cuando muera la tarde”.

Suena bonito, pero no es opción para un profesional del fútbol. No señor. Primero, porque el técnico es quien manda. Segundo: al entrenador le debe preocupar los resultados del grupo y no está para sentimentalismos. Tercero: sus compañeros que juegan merecen respeto.

Suena duro y es así. El “Mariachi” es un ícono del Saprissa y un mimado de su feligresía.

Además, en su mejor forma demostró ser un portento de jugador, habilidoso como pocos, letal frente a los porteros. Y, por si fuera poco, con cara de buena gente. A la gran barra morada la terminó de conquistar con su guitarra, cuando el “maestrito” de la cancha dio paso al cantante. El fútbol le había abierto muchas puertas, a las que otros músicos les ha costado una vida de esfuerzo, con su grupo “Leyenda”, una palabra que hubiese definido también su carrera futbolística de no ser por las lesiones.

Contra unos y otros ha reclamado, con pasión de músico, pero sin grandes argumentos futbolísticos. Y aunque le duela a él y a su barra, creo que es el momento de decisiones. Se queda y espera como cualquiera su oportunidad, sin despechos, o busca su glorioso ayer en un nuevo horizonte.

No es sano para él ni para el club esa reiterada canción con sabor a reproche en que ha convertido sus citas ante la prensa. No sea que llegue a cansar a la dirigencia y al caer de una tarde cualquiera se le aparezca el recordado José Alfredo: “Esta noche no voy a rogarte, esta noche te vas de de veras… Qué difícil tener que dejarte sin que sienta que ya no me quieres”.