Si bien las malformaciones congénitas son la segunda causa de muerte en menores de un año, estas ganaron terreno entre el 2010 y 2011 al ceder otras causas.
Según el INEC, ese fue el grupo que presentó el mayor aumento en ese período al pasar de 35,17% a 36,19%.
Lila Umaña, coordinadora del Centro de Registro de Enfermedades Congénitas del Inciensa, indicó que la primer causa de muerte infantil por malformaciones son las cardiopatías congénitas.
Una malformación congénita es todo aquel defecto en el momento del desarrollo embrionario que afecta los sistemas u órganos del individuo y que están presentes al nacimiento. Pueden ser hereditarias o ambientales.
Umaña comentó que las malformaciones congénitas son prevenibles hasta en un 50 por ciento de los casos.
La prevención primaria es evitar que la malformación se origine y para ello es fundamental una atención adecuada durante el embarazo, más aún en mujeres en riesgo (adolescentes y de más de 35 años) y la ingesta de ácido fólico.
Según Umaña, muchas de las malformaciones son compatibles con la vida, pero deben detectarse y tratarse oportunamente. De ahí la importancia del control prenatal. “Lo ideal es que no esté la malformación, pero cuando está es fundamental detectarla y tratarla oportunamente. Así se pueden prevenir muertes por cardiopatías o malformaciones múltiples”, detalló.