Domingo 3 de junio de 2012, Costa Rica

Cuarenta en total marcó en su lista

Viuda negra

Patricia Recio

arecio@aldia.co.cr

Bella Gunnes nació en 1859 en Trondhjem, Noruega, pero a los 24 años se trasladó a Chicago invitada por su hermana en busca de una vida mejor.

Al tiempo empezaría a mostrar sus instintos, que terminaron cobrando la vida de más de 40 personas, entre sus novios y esposos y hasta sus propios hijos.

Belle se casó con Mads Sorenson un hombre conservador y muy trabajador impaciente por formar una familia, al no poder tenerlos adoptaron a Jennie, Mirtos y Lucy, según el sitio asesinosenserie.com.

Hasta ahí llevaban una vida feliz hasta que llegaron los problemas económicos, fue entonces cuando Mads murió por causas misteriosas.

Los doctores redactaron que murió por un infarto.

Todos los problemas económicos se resolvieron cuando la viuda cobró cerca de $8.000 (¢4 millones) de la póliza de su marido, una enorme suma para la época.

Con ese dinero se compró una pensión, con tan mala suerte que se incendió al poco tiempo, una vez más solo le quedó la póliza.

El siguiente negocio fue una panadería, que también se incendió, lo que levantó las sospechas de la compañía aseguradora.

Ante esto la viuda cambia de aires y se va a Indiana, en donde se casa por segunda vez con el hombre que le cedería su apellido: Peter Gunness.

Peter corrió la misma suerte de Mads y murió al poco tiempo de casado, luego de “resbalar accidentalmente” en un estanque y propinarse un golpe mortal en la cabeza. La viuda Gunness no pudo sino disfrutar del seguro.

Luego de esto encontró una forma más fácil de ganar dinero sin tener que incendiar negocios y empezó a poner anuncios en los periódicos para encontrar nuevas víctimas.

“Viuda rica, atractiva, joven, propietaria de una granja, desea entrar en contacto con caballero acomodado de gustos cultivados con el objeto de contraer matrimonio”, decía el anuncio al que contestaron decenas de pretendientes.

Ella seleccionó un grupo al que les respondió a cada uno diciendo que lo había escogido pero debía acudir a su granja con $5 mil (¢2.5 millones), en efectivo para asegurarse de que no quisieran aprovecharse de ella y su fortuna.

No se sabe cuántos hombres respondieron a las cartas y llamaron a la puerta de Belle, aunque se estiman más de 14, lo que sí es cierto es que ninguno de ellos vivió para contarlo.

Todo iba de maravilla hasta que el hermano de una de sus víctimas empezó a sospechar tras la desaparición de éste, por lo que le escribió una carta.

El 28 de abril de 1908 la mala suerte llamó de nuevo a la puerta de la mujer. Un gran fuego hizo arder la granja hasta los cimientos...y el misterio de todo es que ella no vivió para contarlo.

Luego de incesantes investigaciones, el amante de Belle acusado de incendio confesó los crímenes de la viuda y cómo él mismo le había ayudado a ocultar varios cadáveres. También reveló que el cuerpo calcinado que creían que correspondía al de Belle Gunness, en realidad no pertenecía a ella, sino al de una vagabunda que había sido atraída a la granja.