Durante el 2011, el Tribunal de Flagrancia de San José sentó en el banquillo a 76 conductores temerarios.
Aunque quedó comprobado que incurrieron en un delito, solo dos resultaron con condena; solo el 3 por ciento de los imputados.
David Hernández, juez coordinador del Tribunal, afirmó que de esos dos casos, solo uno recibió pena carcelaria.
La mayoría de los sospechosos no cumplía con un perfil delictivo ni era reincidente, por lo que se les concedió un beneficio: la suspensión del proceso a prueba.
En otras palabras, ofrecieron buen comportamiento. Si vuelven a ser sorprendidos en otra conducta delictiva, la persecución penal en su contra podría reactivarse
“La mayoría de las personas que nos llegan (al Tribunal) por conducir temerariamente son profesionales; personas que tienen trabajo y familia estable.
“Como ellos tienen estas características, la prisión no es la mejor respuesta al acto que cometieron”, aseveró.
Hernández señaló que por conducción temeraria van a prisión aquellos que no califiquen para el beneficio, como los reincidentes.
“El año pasado, esa persona (el conductor que fue a prisión) recibió condena porque, posiblemente, tenía algo en su historia judicial”, indicó.
Un 79 por ciento de los casos se resolvieron mediante una vía alterna, como la suspensión del proceso.
“Para estos la única condición es que no vuelvan a cometer otro delito. Ellos quedaron en estado peligroso porque si regresan a nuestro sistema, ya no tienen posibilidades de optar por alguna salida alterna”, comentó el juez.
El informe señala que en el 2011 también se resolvió un caso por incompetencia, uno por rebeldía y otro se acumuló.
Además, en dos casos se declaró sobreseimiento definitivo, dos conductores fueron absueltos y cuatro tuvieron procesos abreviados (aceptaron la culpa).
Mandataria satisfecha
La presidenta Laura Chinchilla afirmó estar satisfecha con la labor de los Tribunales de Flagrancia. El año pasado el tribunal josefino envió a 635 a prisión.
Aseveró que aunque estos tribunales generaron sobrepoblación en las cárceles, aumentaron la sensación de seguridad en la ciudadanía (Ver nota aparte: Flagrancia abarrota cárceles).
“Se observa una disminución de algunas de las formas de delincuencia. Las estadísticas policiales indican que los delitos de mayor alarma social se han empezado a contener”, destacó.
