Opinión

Milton Montenegro

Redactor

mimontenegro@aldia.co.cr

En las páginas de Al Día, Alonso Solís hizo una polvoreda y arremetió fuerte contra Alexandre Guimaraes.

En la edición del miércoles Solís se destapó y dijo lo que no le había manifestado a ningún otro medio nacional.

Expresó que su ausencia en los partidos con Saprissa se debía a una situación personal con Alexandre, según él, “Guimaraes no tuvo pantalones para decirme en la cara que no me quería en el equipo”.

Ayer, Guimaraes, de quien alguna gente alrededor suyo dice que no lee periódicos, se refirió al tema que trató Solís.

Quizá “Guima” no lee periódicos, pero seguro se bebió toda la entrevista con Alonso, quien lo dejaba mal parado, y si no la miró, entonces tal vez, su asesor, su confidente se la leyó. El mismo que dice que nosotros publicamos basura. ¿Acaso no se ha dado cuenta que la basura está en otro lado? Si fuera basura, “Guima” no se defiende. Guimaraes se sacudió y la verdad debía hacerlo, porque de haber guardado silencio se le aplicaría aquello de que quien calla otorga.

“Guima” dijo que no empleaba a Solís porque estaba pasado de peso, su porcentaje de grasa excedía el normal para un jugador de alto rendimiento.

“Siempre presentó problemas con su peso, llegando a tener hasta siete kilos por encima del peso ideal para un jugador de Primera que debe ser de 73 kilos”, opinó el técnico.

Además detalló que por lesiones, como contracturas musculares, Alonso se ausentó a varios entrenamientos”.

Pero ¿por qué Guimaraes habla ahora, cuando sintió que el mundo morado se le venía encima? No era mejor que le manifestara a Solís, que no contaría con él y le decía a la opinión pública, pero sobre todo a los saprissistas, lo que hasta ayer tuvo en silencio.

Está bueno que Guimaraes se sacudiera, pero le faltó ser oportuno para hablar, como no lo ha hecho con Allan Alemán. ¿O no lo alinea solo por razones técnicas? Yo no me chupo el dedo.