Sucesos
Martes 13 de noviembre de 2012, Costa Rica

Víctima era amigo de los sospechosos

Juzgan a universitario y soldador por crimen

Carlos Láscarez S.

clascarez@aldia.co.cr

Pavas.- Un estudiante de medicina de apellido Rojas y un soldador apellidado Chinchilla, ambos de 24 años, son juzgados desde ayer como sospechosos del asesinato y robo agravado en perjuicio de Cristian Rojas Araya (17).

El homicidio se remonta al 25 de agosto del 2006, en La Aurora de Alajuelita, luego de que al menos tres hombres ingresaron a la casa de Rojas sin forzar ninguna cerradura y con el afán de robar.

En la lectura de la acusación, la fiscal Marianela Pereira aseguró que el día del crimen los sospechosos se abalanzaron sobre Rojas y lo hirieron en múltiples ocasiones con un cuchillo de cocina, le presionaron el tórax para asfixiarlo y causarle la muerte.

Agregó que después procedieron a robar una consola Xbox 360, un celular, una tarjeta de crédito, un salveque y ¢200 mil que guardaron en una pequeña alcancía la noche anterior al homicidio.

También, desapareció una tarjeta de crédito y el cuchillo de cocina que se sospecha utilizaron. El abogado querellante, Alberto Avendaño, manifestó que el día del crimen Rojas y Chinchilla, así como un menor se trasladaron en autobús hasta la casa de la víctima. Una vez allí, ingresaron de manera pacífica a la vivienda con la intención de jugar videojuegos, ya que eran compañeros en una céntrica academia de San José.

“Luego de una alerta dada al celular de Rojas por parte de sus cómplices decidió ingresar a la casa. Primero torturaron al ofendido en varias partes para que les revelara la ubicación de bienes materiales”, afirmó Avendaño.

15 días antes, uno de los sospechosos había robado ¢300 mil en una visita hecha a la casa. El celular sustraído fue decomisado por el OIJ a una familiar de Chinchilla, quien reside en Guanacaste.

“Lo hallé en un charco de sangre”

El comerciante Carlos Rojas Molina, padre del menor ultimado, recordó ayer entre lágrimas que al llegar en la noche encontró a su hijo muerto en su cuarto.

“A las 10 a.m. mi hijo pasó por el negocio por plata para comer pollo. Luego me escribió dos mensajes que decían I Love You, Te Quiero y ya estoy en la casa. Fue la última vez que hablé con él”.

“Al entrar había sangre. Llegué al cuarto y estaba ya muerto y muy golpeado. Desde ahí me desplomé. De lo demás tengo pedazos de recuerdos. Éramos una familia muy feliz”, aseguró Rojas.

Ningún sospechoso declaró.