Puntarenas. - Dos familias están de luto y lloran a sus seres queridos fallecidos tras una imprudencia al manipular un arma.
Los jóvenes eran amigos y, más que eso, eran como hermanos ya que desde pequeños compartieron aventuras y sueños.
Se trata de Erick Marín Alvarado, de 21 años, y Jonathan Álvarez Araya, de 18. El primero limpiaba un revólver y se le disparó matando a su amigo, la tarde del lunes en un taller de moto ubicado en El Roble, Puntarenas.
Asustado por el incidente, Marín se quitó la vida disparándose en la sien derecha. Ayer, familiares de ambos los lloraban. “Es muy duro, a mí cuando me dijeron sentí un golpe fatal, ya que él era mi hijo menor y minutos antes de la tragedia el almorzó con nosotros y hasta lavó los platos, era un joven muy querido y amistoso”, contó entre sollozos Mildred Araya, madre de Jonathan.
“Ellos eran como mis hermanos, muy unidos”, se lamentó por su parte Kenneth Villarreal.
