Domingo 16 de septiembre de 2012, Costa Rica

Camilo Rodríguez está a punto de batir el récord nacional de más libros escritos con 105

“Me tienen mucha envidia”

Isaac Lobo

ilobo@aldia.co.cr

Conocemos mucho de Camilo Rodríguez, pero a la vez muy poco. Su cara es muy popular, pero lo que hay más allá de eso, casi nada.

Todo el mundo sabe que es periodista, que ha trabajado en todos los medios: prensa, radio y televisión y que es un “bombeta” empedernido, como él mismo lo reconoce.

Fueron tristemente famosos su divorcio, su paternidad no planeada y sus accidentes de tránsito.

También que es un asiduo escritor de libros. No por algo esta a punto de quedar en la historia como el escritor de libros más prolífero del país, con nada más y nada menos que 105.

Poco sabemos de donde vino, que hace y hacia donde quiere ir. Amado por muchos, odiado por otros tantos, así es la vida de Camilo Rodríguez.

¿De dónde viene la familia de Camilo?

Yo soy de campo. Mi papá se llama Rafael Ángel Rodríguez y es de un lugar que se llama Chilamate, de San Rafael de Poás y mi mamá se llama Sara Chaverri y es de un lugarcito que se llama Cervantes de Alvarado y yo soy de la combinación de esos dos. Ellos se conocieron porque mi papá se hizo ingeniero agrónomo y se fue a estudiar al CATIE, de Turrialba y el bus paraba en un negocio que era de mi abuelo de Joaquín Chaverri, quien tenía una soda y comisariato.

¿Dónde transcurrió su infancia?

Cuando mis papás se casaron, mi papá consiguió trabajo en San Isidro de El General. Fui a una escuela de monjas que se llama La Asunción. La gente cree que soy solo guapileño pero no, soy la mitad de ahí, porque estuve hasta quinto año.

¿Por qué su familia se fue a Guápiles?

Mi papá compró una lechería en Guácimo, entonces pidió traslado, ya que trabajaba en el Ministerio de Agricultura. Vivimos un año en Siquirres, allí terminé la escuela en la Justo Antonio Facio. El nombre importante para mi, porque fue el primer poeta de la historia de Costa Rica que publicó un libro. Luego nos fuimos a Guápiles en una finca del Gobierno que se llama Los Diamantes. La secundaria la hice en el colegio Agropecuario de Pococí y luego con una beca terminé el colegio en un “high school” en Iowa. Allí saqué algo que nadie se imagina.

¿Qué sacó?

Un diploma en cría de cerdos y empecé también en el periodismo, porque saqué un diploma en periodismo agrícola. A los 17 años empecé a publicar en La Prensa Libre y en La República.

¿Tiene hermanos?

Sí, dos menores. Yo tengo 36 años. Mi hermano David 33 años y está sacando un doctorado en Francia, trabajó como 12 años en Intel, es Ingeniero en Electrónica y tiene una maestría en Telemática. El otro se llama Andrés tiene 27 y es Ingeniero Mecánico y trabaja con el ICE. También tengo otro “hermano”, que se llama Eduardo Solano, un amigo mío del colegio que se quedaba en mi casa, porque donde vivía no hay luz, hasta llegar a ser parte de la familia. Él es quien hace el periódico “El Guapileño” junto con mi mamá. Eduardo es fotógrafo y mi mamá es la que vende publicidad.

¿Entonces es una empresa familiar?

Sí. Yo fundé el “Guapileño” hace 18 años, cuando vine de Estados Unidos. Mi mamá era ama de casa, hasta hace 10 años, cuando empezó a trabajar conmigo.

¿Cómo fue usted de niño?

Era muy bien portado y era gordillo. Me decían “Chiverre” por como me veía y por mi apellido.

¿Cuándo empezó su pasión por los libros?

A los 9 años. Le dije a mi papá que quería hacer uno de las razas de ganado. A él le hizo mucha gracia y era una asignación de la escuela, él me la empastó.

¿Tiene algún vicio?

Sí, bailar. Me enseñó mi mamá. Mis ritmos favoritos son la cumbia y el bolero.

Muy personal

¿Es muy enamorado?

Fui muy enamorado, muy malportado. Pero ya estoy en otra etapa. Muy bien portado. Me casé a los 34 años, hace dos años, me fue muy mal y fue muy escandaloso, pues la prensa participó. Fue muy feo. Yo tuve una hija soltero y con su mamá me llevo muy bien y creo que eso fue difícil de manejar con mi “ex”.

¿Cuál es su táctica para conquistar?

La poesía y el saber bailar.

¿Es verdad que otra táctica es hacerles libros?

No, libros no, pero si poesías. Los libros vienen después. Solo le he escrito uno a mi “ex” y ahora a mi compañera Catalina Gómez.

¿Es casero?

Antes no, pero ahora sí. Antes era muy bailarín y fiestero, pero nunca he tomado, aunque llegaba a las 3 a.m. Mi compañera tiene un catering y se tiene que levantar en la madrugada.

¿Su carro es su clóset?

Sí. Eso surgió porque yo bailaba mucho y sudo demasiado. Mi medida eran ocho camisas por bailada. ¡Pobre mi mamá! Aquí ando libros, documentos de oficina.

¿Siguen siendo las colonias su afición?

Sí. Ya no ando tantas. Me gusta usar una Nautica y una Adidas. Pero me pongo mucho.

Sus libros

¿Cuándo escribió su primer libro?

Tenía 17 años. Fue de poemas. De los 105 libros, 30 son de poemas, 30 de fotos y 30 de historia, más o menos así. Los dos últimos uno es de cuentos y el otro de poemas. El de cuentos habla mucho de la doble moral.

¿Hay un afán suyo de hacer libros?

Sí. Me gustan mucho, tengo afición. No es para romper récords.

La gente dice que Camilo es una maquila de hacer libros. ¿Es así?

Bueno, es que la gente es muy envidiosa, muy baja pisos, muy serrucha pisos. Cuando yo sea anciano mis libros van a ser muy importantes para la historia del país, no por ser míos, sino por los temas de historia. Por ejemplo vea Jorge Manuel Dengo, el padre del ICE, solo yo escribí una biografía de él, autorizada por él mismo. Si dicen que soy maquila, es algo muy peyorativo, porque yo paso horas haciéndolo.

¿Le tienen envidia?

Sí claro. Este es un país de serruchadores de piso. Usted es la primer persona que hace una nota de mis libros, sin que yo llame. En cambio cuando me divorcié, en otro periódico me dieron ¡Siete portadas! Un exceso.