Deportes
Viernes 19 de agosto de 2011, San José, Costa Rica
Pasión por el deporte

Opinión

Los “sin clase”

Roxana Zúñiga Q.

Periodista

El “país deporte” nos depara varios focos de comentario.

Y se fue, se fue, se fue… Ricardo La Volpe. Ni él se adaptó a la tierra del pura vida, ni ésta a él. Un matrimonio destinado al fracaso. El técnico argentino vino a Costa Rica a ver qué salía.

Pese a que acá se hizo mucho aspaviento por sus $50 mil mensuales, en realidad él podía ganar mucho más en México, solo que no encontraba equipo y se trasladó a ver si le sonaba el clarinete.

La Volpe no tiene el don de caer bien y no le interesa cultivarlo; siempre nos vio por encima del hombro y eso le notaba en el trato que nos daba.

Se creyó demasiado bueno para desperdiciar sus conocimientos en esta aldea, donde la gente come (no cena) a las 7 p.m. y se acuesta a las 9 p.m.

Estar acá y dar explicaciones a una prensa y federativos ignorantes y desinformados, según él, le quitaba la paz. ¡Qué pereza!, posiblemente pensaba, bajar de mi Olimpo y rebajarme a explicarles que en el fútbol se gana, se empata o se pierde.

Lo mejor era que se fuera a esperar que el Barcelona eche a Pep Guardiola. Y nosotros a buscar un nuevo entrenador que se aguante a tanto jugador agrandado y que rehaga una selección de lujo a partir de retazos individuales.

De la sele al Herediano. ¡¡¡Madre mía, qué soberano ridículo! Ese entrenador (argentino, también) tiene unos anteojos especiales, con los que solo él ve al equipo jugando bien. Ya lo había dicho acá: el once practica un balompié al revés: todo para atrás. Impreciso, débil, anémico, sin peligro ni ímpetu… así se observa el cuadro.

El Monterrey hizo que los florenses de corazón metiéramos la cabeza debajo del brazo para no ver esa masacre.

Y de ese desastre a la malacrianza de oro: el entrenador del Real Madrid podrá ser una gran técnico, pero es mal perdedor. Simplemente, no tiene clase.