Hanna Gabriels cierra el año agradecida con Dios por lo que vive / Galería entrenamiento de Hanna y el "Tiquito" en la piscina

Rodolfo Martín

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Río Segundo, Alajuela.-Hanna Gabriels, campeona mundial de las 154 libras, llega al final del año metida de lleno en su entrenamiento con miras a la tercera defensa del título que hará el 7 de enero frente a la estadounidense Dakota Stone. El combate será en el Palacio de Los Deportes.

En medio de una exigente preparación, que la lleva al borde de sus capacidades, se dice una mujer feliz.

Atendió a Al Día el miércoles pasado mientras entrenaba en la piscina del Balneario de Ojo de Agua, Belén.

En la piscina muestra un cambiante estado de ánimo, según las exigencias de su preparador físico Erick Arroyo.

Se queja por el dolor de los ejercicios o bien refunfuña porque, en ese momento, sus mermadas energías le impiden llegar hasta donde ella quisiera.

Como en otras ocasiones ha sorteado contratiempos, fuertes dolores de espalda que la golpean cuando la preparación alcanza su punto más intenso.

“Ahora es cuando más me cuesta entrenar. Sufro mucho pero es una etapa donde ya no me importa el dolor”, expresa al final de su trabajo en la piscina, de la cual sale con costos por sus propios medios.

Su prioridad está enmarcada en los próximos 14 días, plazo que espera cumplir de manera tranquila, gracias al apoyo de su novio Bryan “El Tiquito” Vásquez, su familia y sobre todo su entrenador Ezequiel Obando, el mismo profesor Arroyo y todos los patrocinadores.

“El respaldo que he recibido de todos ellos –dice– ha sido incondicional. Estoy muy agradecida con Dios por permitirme ser la atleta que soy. Algunas veces una se siente cansada o frustrada pero, inmediatamente, reflexiono y me doy cuenta que estoy siendo favorecida a manos llenas porque no todas las personas tienen la oportunidad de crecer como me está pasando a mí”, enfatiza.

En el plano sentimental, su vínculo con Bryan lo considera como una relación absolutamente enriquecedora.

“Mi vida ha cambiado muchísimo y ha sido para bien. Quienes realmente me conocen, como mi familia o amigos cercanos, pueden confirmarlo. Lo único que puedo decir es que me siento la mujer más afortunada del mundo. En este momento que hermoso es ser Hanna Gabriels”.